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Marguerite Duras: genial y rebelde

Este viernes, 4 de abril, se conmemora el centenario del nacimiento de la escritora

Marguerite Duras: genial y rebelde afp

mercedes monmany

Una de las más grandes escritoras del pasado siglo, la francesa Marguerite Duras (Saigón, hoy Ciudad Ho Chi Minh, 1914-París, 1996), fue al mismo tiempo un importante icono mediático de su época. Desde su debut en la inmediata posguerra, apasionada y rebelde, nunca dejó de estar presente en un primer plano de lujo, muchas veces controvertido, en todo aquello que emprendió, ya fueran obras literarias, guiones cinematográficos, puestas en escena, artículos, debates, militancias políticas, o cualquier tema menor o mayor del que se tratara en ese momento.

Una mujer que devoró la Historia de su tiempo, desde la Segunda Guerra Mundial y la ocupación hasta la llegada de la cultura más banal y de mercado. Una creadora a veces tachada de narcisista («escribo sobre las mujeres para escribir sobre mí misma, sobre yo sola a través de los siglos»), que en ocasiones se mostraba distante, sublime, majestuosa, difícil y feroz defensora de lo subjetivo en sus desoladas y en absoluto convencionales obras de creación, y en otras ocasiones, pegada a las formas de lo popular, llegando a escribir canciones para artistas de varietés.

Militante eterna de un sinfín de causas, y amante del «compromiso» (la palabra sartriana de moda en determinadas épocas), Marguerite Duras pasó de la Resistencia al enrolamiento durante un tiempo en el Partido Comunista, un paso casi obligado para muchos intelectuales europeos de la inmediata, y no tan inmediata, posguerra.

En su caso particular, se ha dicho muchas veces que había abusado de la política lo mismo que bebía: sin moderación. Y desde luego, atravesó muchas etapas de la política francesa en las que la moderación de los intelectuales no siempre fue de la mano con el buen tino que se esperaba de ellos: la Resistencia y el colaboracionismo durante la ocupación, más tarde la liberación, el comienzo de la Guerra Fría , los alegres días de mayo del 68 y la traumática descolonización de Argelia .

Nacida en Saigón , Duras pasó su infancia y adolescencia en la Indochina francesa (hoy Vietnam ), experiencia que marcó muchas de sus obras, en especial la más popular, «El amante» (1984), que alcanzó un resonante éxito internacional y que fue traducida a 40 lenguas, ganando el premio Goncourt. Un tema en cierto modo obsesivo que también aparecía en la obra con la que se reveló como escritora, «Un dique contra el Pacífico», de 1950.

Publicada en nuestro país por la editorial Tusquets, otras de sus novelas más conocidas son «Moderato Cantabile» (1958), «El arrebato de Lol V. Stein» (1964), «El vicecónsul» (1966), «El amor» (1971), «El mal de la muerte» (1982), «El amante de la China del Norte» (1991) o «Yann Andréa Steiner» (1992), dedicada a su último y joven compañero, Yann Andréa, también escritor, que se convertiría en su albacea testamentario.

Asociada en un principio al Nouveau Roman, sus obras siempre tendrían un sello particular, compuestas por frases cortas, de tiempo y acciones desestructurados, de una gran potencia e intensidad. Unas historias que buceaban en el misterio de los seres y de las cosas, del amor, el abandono, el silencio, la soledad, la sensualidad femenina y la muerte.

Sus padres, de orígenes modestos, eran dos profesores franceses que se habían sentido atraídos por el sueño colonial. Pero cuando Marguerite tenía 7 años su padre muere, dejando tres niños pequeños. Bruscamente, la existencia de los Donnadieu -su verdadero apellido, abandonado luego por Duras- en Indochina se transforma en una vida mucho más azarosa y llena de dificultades. Se convierten de repente en unos «petits blancs», es decir, colonos despreciados y miserables, obligados a vivir como indígenas.

Aun así, a los ojos de los niños la jungla se convirtió en un lugar mágico para lo imaginario, que concitaba todos los terrores y fascinaciones. En 1932, Marguerite, con 17 años, se traslada a París para comenzar sus estudios de Ciencias Políticas. En 1939 se casa con Robert Antelme, escritor y militante como ella de la Resistencia, deportado a Buchenwald y Dachau y, sobre todo, autor de un célebre y espléndido clásico, «La especie humana» (1947), en el que narraba aquellas experiencias. El grupo al que ambos pertenecían había caído en una emboscada y Marguerite lograría salvarse, gracias a Jacques Morland (nombre de guerra de François Mitterrand ). Posteriormente, Duras narraría el regreso de su marido en uno de sus mejores y más estremecedores textos, «La Douleur» (1985).

Inquieta y polifacética, desde el comienzo adaptó a menudo novelas suyas para la escena, como es el caso de «Le Square» (1957), o bien las escribió directamente para el teatro («Savannah Bay», 1982). También dirigió películas como «India Song» (1975) y «El camión» (1977), protagonizada por Depardieu . Pero con lo que se convertiría en una autora de culto indiscutible, a nivel mundial, sería escribiendo el guión y los diálogos de la mítica « Hiroshima mon amour » (1959) de Alain Resnais . Una película protagonizada por Emmanuelle Riva , la genial actriz que recientemente, ya en la vejez, sería rescatada para la gran pantalla, como inolvidable protagonista de «Amour» , del alemán Michael Haneke .

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