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ABC Cultural

Una «Indiana Jones» entre guanches

Emma Lira se adentra en los misterios de los aborígenes canarios casando aventura, intriga, pasión y leyenda en «Búscame donde nacen los dragos»

Una «Indiana Jones» entre guanches EFE

MIGUEL LORENCI

«Hay cientos de películas y novelas de los egipcios o los griegos. Les dedicamos museos, estudios y excavaciones pero apenas sabemos nada de los guanches , mucho más próximos a nosotros». Lo dice Emma Lira (Madrid, 1971), periodista y novelista debutante que se empeñó en desentrañar los misterios y leyendas de los primeros pobladores de las islas Canarias. Lo hace con «Búscame donde nacen los dragos» (Plaza y Janés) , su primera y ambiciosa novela en la que mezcla aventura, intriga, pasión e investigación arqueológica.

Se hace con ella un hueco en el competitivo mundo de la ficción a través de dos historias románticas unidas por un hilo que atraviesa cinco siglos. A través de una suerte de Indiana Jones femenina y muy cercana, desvela secretos milenarios e ilegales tráficos y expolios contemporáneos.

La casualidad y la curiosidad han sido las grandes aliadas de Emma Lira. Cayó «como una paracaidista» en Tenerife hace unos cinco años. Viajera contumaz, periodista curtida en un sinfín de aventuras y viajes, jamás se había interesado ni sabía nada de la mitología guanche y su compleja y extinta civilización «sobre la que nadie había novelado».

Buscaba un poco de solaz y un ritmo más pausado de vida al sol de la islas afortunadas cuando un cúmulo de historias comenzó a entrecruzarse en su inquieta cabeza. La experiencia personal se cruzó con legendarias historias enterradas y la ficción bulló en su imaginación. Con ese cóctel armó paso a paso, entre la península y el archipiélago, una poliédrica aventura que conecta pasado y presente.

María es la protagonista de la novela. Llega a Tenerife huyendo de un desengaño amoroso y encuentra acomodo en una finca regentada por una alemana y un tinerfeño. En un entorno paradisíaco que además de albergar restos guanches acabará siendo la llave que le permita acceder a los secretos de los primeros pobladores del archipiélago , llegados de algún punto del norte de África en la noche de los tiempos.

Desarrollaron su cultura, su arte y su peculiar organización política durante siglos. En 1496, poco después de conquistar América, Castilla conquista Tenerife «tras casi un siglo de lucha y resistencia guanche». Pero durante más de cinco siglos «ha sido como si su memoria estuviera dormida», explica Lira que también ha investigado en Marruecos la conexión bereber y de la lengua amazig con los guanches . «Para algunos eran atlantes y para otros vikingos naufragados, pero ahora conocemos bien su origen bereber», explica.

Espirituales

La novela ofrece las claves de un pueblo «con lengua y alfabeto propio , que desconocía los metales pero vivía en armonía con la naturaleza y con un imaginario espiritual que les hacía respetar a sus muertos sobre todas las cosas». A tal extremo que convivían con los cadáveres de su antepasados en sus primeros y cavernícolas emplazamientos. Asegura Lira que «no es una novela histórica» pero que todas las historias que cuenta han sido rigurosamente documentadas y en base a las últimas investigaciones y tesis de los expertos en la poblaciones aborígenes de Canarias .

Como Marina vive su pasión por la cultura guanche ha vivido Emma Lira la construcción de su novela. «Cualquiera debe estar preparado para descubrir y vivir la aventura de su vida, y eso es lo que me pasó a mi con la historia y al personaje con su doble aventura». La aventura arqueológica de Marina -a caballo entre Sherlock Holmes e Indiana Jones pero sin sombrero ni látigo- comienza con el hallazgo de una calavera y se convertirá también en una aventura emocional.

Un doble viaje que lleva al lector de la mano de Marina y de una princesa guanche llegada del mar para casarse con un Mencey. Trascurre por cuevas y tubos volcánicos, agrestes cortadas pobladas de dragos y yacimientos arqueológicos como el barranco del agua de Dios . «Parece como si los grandes yacimientos arqueológicos estuvieran en Jordania, Egipto o Grecia, cuando tenemos aquí una riqueza enorme, no siempre investigada como es debido, y que durante siglos fue expoliada y esquilmada» denuncia la escritora, que rapeló en el barranco de Erques donde un historiador del XVII situó La Cueva de las Mil Momias buscada durante siglos por los arqueólogos.

Leyendas y una red de tráfico de antigüedades

Además de desvelar apasionantes leyendas revela los entresijos de una red de trafico de antigüedades. «La imaginación se disparó y comprendí que la historia de Marina y la de algunos de los menceyatos, los reinos guanches, podían confluir hoy en una ficción que diera a conocer de forma interesante a un pueblo y un tiempo del que no sabemos nada cómo se maltrató su legado», explica Lira.

Presentó la novela en algunos de los escenarios en los que discurre en el norte y el oeste de Tenerife, los parajes donde nace el enigmático drago , como el valle de Güímar o la volcánica cueva del viento. Recaló en el museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife donde se custodia momias y vestigios de la cultura guanche y en el que investigó durante meses. Además de poner en valor y divulgar la cultura y el pasado guanche, Lira quiere romper una lanza por Canarias y demostrar que «las islas son mucho mas que sol y playa y despedidas de solteros para ingleses pasados de alcohol».

Integrada en la sociedad Geográfica española , su curiosidad e inquietud han llevado a Emma Lira a cruzar él Ártico, atravesar África o a explicar a «guiris» y locales qué se debe ver y hacer en Granada mediante una guía Lonely Planet de la ciudad nazarí.

Una «Indiana Jones» entre guanches

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