Suscríbete a
ABC Cultural

arte

Todas las historias posibles de Mariana Castillo Deball en el Hamburger Bahnhof de Berlín

Con la exposición «Parergon», Mariana Castillo Deball celebra su Preis der Nationalgalerie para jóvenes creadores otorgado por los museos alemanes. Desde el mismo, la mexicana esboza cierta historia reciente de la ciudad de Berlín

Todas las historias posibles de Mariana Castillo Deball en el Hamburger Bahnhof de Berlín Thomas Bruns

javier díaz-guardiola

¿Qué hace una silla de ruedas en medio del Hamburger Bahnhof de Berlín , por muy museo de arte contemporáneo que este sea? La respuesta hay que buscarla en el texto que Enrique Vila-Matas ha escrito para el «periódico» de sala (y la audioguía que lo acompaña) de la exposición de Mariana Castillo Deball, con la que esta institución celebra el Preis der Nationalgalerie para jóvenes artistas concedido en 2013 a la creadora mexicana.

Cuenta el autor de Kassel no invita a la lógica (en el que precisamente este narraba sus recientes andanzas en el mundo del arte) que lo más seguro es que al verla, el espectador haya recordado de forma inminente la aparatosa silla para minusválidos que James Stewart lucía en La ventana indiscreta de Alfred Hitchkock, la misma desde la que hacía guardia desde su diminuto apartamento. Un apartamento tan pequeño como el del lienzo El poeta pobre, de Carl Spitzweg , «famoso, entre otras cosas, por ser el cuadro favorito de los alemanes después de la Mona Lisa».

Un recuerdo de una gesta

Pues bien: han de saber ustedes, que esa pintura cuenta con el dudoso récord de haber sido uno de los más robados de la Historia del Arte, la última vez, en 1989... ¡Justamente por un amigo de lo ajeno que decidió engañar a todo el mundo entrando en el museo de turno en una silla de ruedas! Esta, la que ahora presenciamos, sería una copia de la protagonista de esa gesta...

Muy probablemente, ni usted, ni yo hayamos pensado en esta posibilidad viendo esta «obra de arte» de la exposición de Mariana Castillo. Pero es más probable que la misma silla, a un alemán (que para eso estamos en Berlín), le haya recordado con mayor facilidad el suceso pictórico que la escena cinematográfica. Y de eso se trata: de pensar el contexto, de convertir la Historia en materia artística.

«No me interesa marcar un relato lineal, sino sugerir una narrativa en fragmentos» «Hasta el año pasado, el ganador del Preis der Nationalgalerie recibía una retribución económica –nos cuenta la propia Mariana–. Ahora, además, el galardón lleva aparejado la organización de una exposición, que puede desplagarse en el museo que se prefiera de los que componen la Nationalgalerie. Yo he decidido no centrarme solo en uno, sino servirme de todos sus recursos». Para una creadora que trabaja con estrategias propias de la etnografía, la arqueología, la Historia y la ciencia, este era un paso lógico. «Nos encontramos además en un contexto único. El Hamburger fue primero una estación de trenes que quedó obsoleta y se transformó en museo de ferrocarril. Durante la IIGM, este queda atrapado en el sector británico, se cierra y no se recupera, como muchas cosas en Alemania, hasta los años ochenta. Cuando se volvió a abrir era como si aquí se hubiera parado el tiempo».

Lo que está alrededor

Parte de ese tiempo es al que nos devuelve Castillo Deball con Parergon, título que hace alusión al concepto griego para referirse a «lo que está alrededor»: «Me interesa ese momento en el que las obras se salen de sí mismas y se convierten en otra cosa y, en ese instante, el contexto es básico. Alemania es, en ese sentido, una mina». A lo largo de la nave central del museo en el que se despliega la exposición, todos los objetos «apropiados» sobre los que la mexicana deposita una mirada artística: ruedas de trenes que se deformaron al descarrilar o depósitos metálicos que al estallar su contenido se convirtieron en elementos escultóricos, objetos provenientes de museos de Ciencias Naturales, cuadros que se pintaron dos veces... «Todos estos materiales están relacionados con Berlín. Se exhibieron o se trajeron aquí por alguna razón. A mí no me interesa marcar un relato lineal, sino sugerir una narrativa en fragmentos, los cuales cuentan una historia a través de su transformación».

«Si no conoces tu historia, no puedes vivir el presente», sentencia la mexicanaEn esta forma de narrar de Mariana Castillo –a la que en España hemos visto recientemente en Matadero-Madrid (Arqueológica, 2013) y el CAAC (La idea de América Latina, 2012)– cabe pues una historia y la contradictoria. Así ocurría en su proyecto sobre el Códice Borgia con el que representó a su país de origen en la Bienal de Venecia de 2011: «Mi proyecto era una compilación de todas las voces que intentaban explicar un documento tan importante para la Historia de México, muchas de las cuales no casaban las unas con las otras. Se trataba de generar definiciones a través de malentendidos». Aquí, en Berlín, esta artista que gusta de trabajar con lo textual (y de ahí la conexión con Vila-Matas, un autor, por otro lado, que participó recientemente en el proyecto de Dominique González-Foerster en el MNCARS de Madrid , una creadora, asímismo, amante de la literatura...) propone interesantes hallazgos.

Una historia con final feliz

Las piezas, de más variado signo, no han sido creadas por ella. Solo el sentido otorgado le pertenece. Y a modo de escenografía, unas grandes cortinas que son un metafórico homenaje a la fachada de las ruinas de Mshatta, que a su vez nos remiten, siguiendo la misma línea, al altar de Pérgamo «custodiado» en la capital alemana. Entre ellas, una historia con final feliz: la de la máscara mortuoria de Max Liebermann, que, en contra de su voluntad, fue realizada por Arno Breker, uno de los artistas del régimen nazi, que siempre se sirvió de esta pieza para intentar negar su pertenencia al fascismo. «La máscara está en poder ahora del museo judío pero no la habían podido mostrar nunca porque no había manera de encajarla en sus conjuntos. Esta ha sido una gran oportunidad para hacerlo».

«Si no conoces tu historia, no puedes vivir el presente», sentencia Mariana Castillo. Esta exposición, patrocinada por la firma automovilística BMW, es una propuesta. El comienzo de un relato que cada uno habrá de escribir desde sus circunstancias.

Todas las historias posibles de Mariana Castillo Deball en el Hamburger Bahnhof de Berlín

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación