Valientes españolas rumbo a América
Un libro exhaustivo retrata a las compatriotas que viajaron al Nuevo Mundo en el XVI y XVII y explica su papel en el descubrimiento
--644x362.jpg)
Fueron mujeres de armas tomar. Porque si había que pelear, y no fue pocas veces, se peleaba, tan fiera y valientemente como los hombres. Pero además de eso fueron virreinas, gobernadoras, alféreces, y también labradoras, prostitutas, costureras, maestras, esposas, hijas y hermanas, sembraron las tierras, levantaron casas, escuelas y hospitales, sanaron a indígenas y a camaradas, y fueron los cimientos de la vida española en América.
Noticias relacionadas
Durante el siglo XVI, de los cincuenta mil paisanos nuestros que llegaron al Nuevo Mundo, diez mil eran paisanas. Poco se ha sabido de ellas. Hace año y medio, una exposición en el Museo Naval, «No fueron solos» , las recordaba. Y ahora sigue su camino exhaustivamente un libro, «Españolas del Nuevo Mundo» (Ed. Cátedra), cuya autora es Eloísa Gómez-Lucena.
Sigamos su camino
Vayamos tras los pasos de estas peculiarísimas españolas. Intentemos remediar tanto olvido, casi amnesia. «Pocos cronistas -explica Gómez-Lucena- rememoraron a las españolas que compartieron con ellos las mismas tempestades y hambrunas durante el largo viaje hasta el Nuevo Mundo. He forjado este ensayo con la lectura de escritores de la época colonial que, a partir de hechos conocidos, infirieron algunos y recrearon otros. Y redondeé sus biografías con informes, cartas y memoriales de gobernadores, capitanes, soldados, clérigos y hasta de una novicia que encubrió su naturaleza bajo el disfraz de alférez».
Los viajes a América no eran solo por causas económicas, tal como destaca la autora: «Desde el segundo viaje colombino hasta bien mediado el siglo XVI, las embarcadas eran esposas, hijas, madres, amancebadas, criadas, de los hombres que viajaban a América en expediciones de exploración, conquista y poblamiento de territorios del Nuevo Mundo. Por esto, no se puede decir que fuera emigración económica en el sentido que hoy le damos. La familia viajaba al completo aunque iban a lo desconocido, a un territorio del que nada sabían».
Más libertades
En el Nuevo Mundo, aquellas españolas podían encontrar más libertades y una vida más excitante que en su antigua patria. «Yo aterricé en aquel mundo del XVI-XVII con ideas preconcebidas en cuanto a incultura, sometimiento y pacatería. Pensaba que aquellas mujeres carecían de derechos y de libertades. Pero he llegado a ideas nuevas tras la lectura de los cronistas y las propias cartas de los emigrantes, pero también y, sobre todo, de las Leyes de Indias. Por referirme a algo en concreto: la Corona española protegía a las familias y lo que se conocía como “la vida maridable”. Una casada podía denunciar a su esposo si se ausentaba, sin justificación, más de dos años. Había peticiones de anulaciones matrimoniales y divorcios solicitados por esposas maltratadas, abandonadas o vejadas a causa de la bigamia, infidelidad o concubinato del esposo. En América, las circunstancias eran extraordinarias y, aunque se regían por las leyes españolas, el mundo se conformaba a medida que conquistaban un territorio y fundaban ciudades».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete