FERIA INÉDITA
La becerrada de convite

Uno de los rasgos distintivos de la feria taurina cordobesa es la existencia de una becerrada que históricamente se ha llamado de homenaje a la mujer cordobesa. Este festejo pone de los nervios a muchos, que desconocen todo lo que envuelve un acto singular en el que lo de menos son las faenas que se puedan ver sobre el albero.
Las mujeres no acuden a la becerrada solas sino en pandilla, lo que confiere a los tendidos, palcos y gradas el ambiente característico de este festejo que no se repite en ningún otro. Para hacerse una idea no hay más que imaginarse una plaza llena a rebosar de mujeres que jalean sin respiro a los sudorosos becerristas que intentan hilvanar unas faenas más cargadas de voluntad que de arte en la mayoría de los casos.
Por ambos motivos —por ver la plaza llena de mujeres y por dar una oportunidad a futuros astros del toreo—, Rafael Guerra «Guerrita» ideó que su club de la calle Gondomar organizara cada año este singular festejo como cierre de la Feria de Nuestra Señora de la Salud. El Guerra murió, su club cerró las puertas ese mismo día, pero la becerrada se siguió celebrando tanto en el desaparecido coso de los Tejares como en su sucesor en Ciudad Jardín.
El epílogo a la feria taurina de 1932 lo puso, como siempre, la tradicional becerrada del Club Guerrita. En la imagen, Rafael Guerra, henchido de gloria, saluda desde el palco presidencial a la concurrencia femenina que le aclama por permitirle entrar gratis a la plaza de toros. Para muchas de ellas, quizás sea ésta la única oportunidad que tenían de contemplar en vivo lo más parecido a una corrida de toros, algo que en aquella época, hace más de 80 años, monopolizaba todas las conversaciones, como hoy hace el fútbol.
ARCHIVO DE ABC.
Rafael Guerra «Guerrita» saluda a las asistentes a la becerrada homenaje a la mujer cordobesa en el coso de los Tejares
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