descubierto en 2003
El hombre de Flores sufría síndrome de Down
Nuevos análisis de los fragmentos de huesos echan por tierra la teoría que hablaba de una nueva especie de homínido

El «Homo floresiensis», más conocido como «hombre de Flores» no es una nueva especie de homínido como se creía. La explicación es mucho más sencilla. Un nuevo análisis de los fragmentos de huesos del cráneo LB1, perteneciente a este especie, ha revelado signos de haber padecido síndrome de Down.
Los restos, encontrados en 2003 en una cueva de la isla indonesia de Flores, han sacado a la luz la enfermedad de este especimen, rasgo que lo hacía radicalmente distinto del «Homo erectus» y del «Australopithecus» y que explicaría la confusión de los investigadores que creían que estaban ante una nueva especie de homínido.
Cerebro con capacidad de 430 mililitros
Los investigadores encontraron un error en la estimación inicial del volumen del cráneo LB1 y una subestimación de su tamaño. Según los nuevos cálculos, el cráneo humano Flores tenía una capacidad de alrededor de 430 mililitros, un 16% más de lo calculado anteriormente.
«Esta diferencia es importante, porque es el tamaño del cerebro en los humanos modernos que padecen síndrome de Down y viven en la misma región», dijo Robert Eckhardt, profesor de genética en la Universidad de Pennsylvania y uno de los principales autores del estudio publicado en la Academia Americana de Ciencias.
Además, Eckhardt reconoció que las características anatómicas del hombre de Flores son inusuales, «pero no lo suficiente como para concluir que se trata de una especie de homínido»
Según los investigadores japoneses, el hombre de Flores sería un descendiente perdido del «Homo erectus», que redujo su capacidad progresivamente durante generaciones para adaptar sus necesidades a los recursos escasos de la zona.
El hombre de Flores
El «Homo floresiensis» se caracteriza por el pequeño tamaño de su cuerpo y de su cerebro, éste con una envergadura similar a la de un chimpancé. Desaparecieron hace unos pocos miles de años, por lo que llegaron a ser coetáneos del ser humano actual, «Homo sapiens».
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