día internacional de la danza
¿Por qué el hombre baila?
No existe civilización sin música y ésta ha impulsado al ser humano a mover su cuerpo desde tiempo inmemorial

El bailarín y coreógrafo francés Jean-Georges Noverre planteó en el siglo XVIII que la misión esencial de la danza es expresar por sí misma ideas y emociones, con una narración lógica como en una obra de teatro. Fue el creador del ballet moderno, por cuyo nacimiento se celebra hoy el Día Internacional de la Danza , pero lo cierto es que cualquier fecha del calendario podría haber sido elegida para conmemorar una expresión artística tan antigua como el mismo ser humano.
«No hay civilización sin música y ésta ha invitado desde siempre al hombre a mover su cuerpo», explica Josep Martí, antropólogo de la Institución Milá y Fontanals.
Bailar es una «necesidad humana» cuyo origen se remonta a los primeros rituales como un modo de entrar en comunicación con los espíritus, por razones terapéuticas y sobre todo para reforzar el sentimiento colectivo. Martí se muestra convencido de que «la danza proviene de la necesidad ritual del hombre».
De ahí que animales con comportamientos rituales como las abejas «bailen» sin música. «La danza también es ritmo», apostilla el antropólogo. Sin embargo, solo las especies animales que pueden imitar sonidos parecen capaces de acompañar con su cuerpo una melodía, lo que implicaría un vínculo evolutivo entre ambas capacidades. Así se desprende de un estudio de la Universidad de Harvard que constató cómo los loros pueden bailar gracias a su capacidad para imitar los sonidos. Los investigadores estadounidenses habían estudiado a la célebre «Snowball», una cacatúa de Indiana que saltó a la fama en Youtube en 2007 al mover la cabeza al ritmo de los Backstreet Boys, y a «Alex», un loro gris africano que comenzaba a bailar en cuanto alguien ponía un CD.
Especialistas del Instituto de Neurociencias de San Diego (Estados Unidos) también confirmaron que estas aves son sensibles a la música que escuchan y «bailan», al igual que algunos elefantes , algo que no ocurre en perros o gatos.
Los humanos han utilizado su cuerpo como instrumento de mil y un maneras según su cultura. «La danza ha servido para todo: para entrar en contacto con la divinidad, para prepararse para la guerra, para seducir...», enumera Martí. Sin embargo, hay coreografías como la danza en hilera o el baile en círculo, que son universales, precisamente las que refuerzan el sentimiento de colectividad del ser humano.
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