entrevista
Rosa Díez: «El Gobierno debe utilizar todos los medios legales para evitar el referéndum»
Frente a la caída de PP y PSOE, según el CIS, UPyD ha subido al 7,3 por ciento en estimación de voto (4,7 en 2011): «Nos gustaría ser alternativa»
Rosa Díez acaba de presentar en la sede de UPyD en Madrid, justo al lado del Congreso, el lema de campaña en Cataluña: «Contra la independencia». Así de claro y directo. La perspectiva de quedarse en blanco en esa Comunidad, según indican las encuestas, como ocurrió en Galicia, no deprime a un partido que sueña con ser decisivo en España en un futuro no tan lejano y que, mientras llega ese momento, critica con el mismo ardor a las dos grandes formaciones políticas y al nacionalismo . «Los resistentes tienen la última palabra», sostiene la portavoz con cierto tono épico.
-¿Cómo se frena el desafío independentista de CiU en Cataluña?
-Se frena con la verdad por delante, y planteando a los catalanes que el futuro no está decidido. Frente al discurso secesionista, hay que desmontar las mentiras, contar la realidad y explicar que la salida de la crisis no es más nacionalismo, sino más democracia. El nacionalismo plantea no solo la independencia, sino la ruptura de las reglas del juego democrático.
-Pero hay una mayoría que apoya ese desafío en Cataluña, como se ve en las encuestas y en la calle también.
-Ha habido históricamente desistimiento por parte de los partidos nacionales. Al discurso del nacionalismo hay que contraponer otro discurso. Hay que plantear una alternativa nacional, cada partido con su estrategia y su proyecto.
-¿Corre peligro la unidad de España?
-Si la unidad de España es la igualdad entre los españoles, ya está en quiebra. Si la unidad es el mapa, yo diría que no. Yo no tengo miedo a que vaya a caerse un trozo del mapa.
-¿No se cree la amenaza de Artur Mas, entonces?
-Lo que él quería es la independencia subvencionada por España, pero ha subido a un carro que yo no sé si sabe frenarlo. Porque hay otros que sí quieren la ruptura, pero hay reglas del juego democrático que hay que cumplir, europeas y españolas. Y eso va a impedir la ruptura, aunque él crea que está por encima de la ley, por encima de los tratados europeos y la Constitución.
-¿Qué medidas concretas tomaría para frenar el desafío? ¿Apoyaría una suspensión de la autonomía?
-La apoyaría si se vulnerase el orden constitucional. Aplicaría la Constitución en todos sus artículos. Si un gobernante rompe las reglas del juego y toma decisiones en contra del interés general hay que aplicar el 155. También incluiría en el Código Penal el delito por convocar un referéndum ilegal.
-Si tuviera un debate cara a cara con Artur Mas, ¿qué le diría?
-Que no está por encima de la ley y la Constitución. Y que un partido nunca representa a una nación.
-¿Apoyaría una consulta si se hiciera por consenso?
-El referéndum para la secesión tendría que celebrarse en toda España. No creo que haya que hacerlo, no estoy a favor de la secesión ni del referéndum, pero si alguien quiere hacerlo, la regla es que el referéndum se hace en toda España.
-¿Habría que pararlo de entrada?
-Hay que no autorizarlo. Y si insisten en hacerlo hay que evitar que se celebre. El Gobierno debe utilizar todos los instrumentos que le da la ley.
-¿Cree en el «derecho a decidir»?
-El derecho a decidir ya lo tenemos desde 1978. El derecho a decidir nos lo dan la democracia y la Constitución que Artur Mas se quiere saltar. Y yo no pienso renunciar a ese derecho.
-¿Ve roto al PSOE en este asunto?
-El PSOE está roto en todo, y no iba a ser una excepción en esto. El PSOE no se presenta en Cataluña a las elecciones. Eso demuestra hasta qué punto ya no es un partido nacional.
-¿Entiende la posición del PSC, que quiere estar entre CiU y el PP?
-El PSC está nadando entre dos aguas, porque tiene dos almas, un alma nacionalista y otra menos. Quiere combinar las dos, y no sabe a qué puerto quiere llegar. Por eso se ve en la necesidad de esconderse tras las palabras.
-¿Usted es federalista?
-El partido lo es. No es una oferta a los nacionalistas, sino a pesar de los nacionalistas. El federalismo es igualitario, lo contrario a la asimetría. Y hay que establecer en la Constitución las competencias indelegables del Estado.
-¿Igualitario también en financiación? ¿Hay que eliminar el concierto económico vasco?
-Por supuesto. Defiendo para España lo que defiendo para Europa. Pretendemos la supresión del cupo vasco y el concierto navarro. Cuando se puso en la Constitución seguramente tenía todo el sentido, para incorporar a los nacionalismos al proyecto común. Pero no es un derecho, es un privilegio, y hay que revisarlo a la luz de las consecuencias.
-Pero usted cuando fue consejera en el País Vasco no defendió la supresión de ese «privilegio».
-No, no lo defendí. Porque, como acabo de decir, las leyes se revisan a la luz de las consecuencias que han tenido para el país. Dejé de ser consejera en 1998, han pasado unos cuantos años.
-Según se mire, no son tantos para cambiar un criterio así.
-Hombre, depende de para qué. Catorce, por ejemplo. Nuestro partido tiene cinco años, y desde que fundamos el partido pretendemos esto. Lo que no es lógico es llegar a la conclusión de que algo es negativo, y como antes no te diste cuenta, seguir manteniéndolo aunque sea negativo. Nadie lo hace en su familia.
-En ese sentido, ¿ha tenido que renunciar a muchas cosas o ideas desde que dejó el Partido Socialista?
-Me fui del Partido Socialista para no cambiar en ninguna de las cosas en las que había creído toda mi vida. En ninguna de las cosas esenciales he cambiado. El concierto y el cupo no son más que un instrumento.
-¿Cómo ve a Rubalcaba?
-Está empeñado en mantener y consolidar su liderazgo. Pero en los interiores del PSOE no me voy a meter.
-¿Lo ve como candidato?
-Yo no le voy a votar. No le dedico ni medio minuto.
-¿Cree que soportará todas las presiones internas?
-Rubalcaba no es un hombre que se pliegue a las presiones.
-¿Se equivoca agarrándose al puesto?
-Si él cree que lo mejor para el PSOE es su liderazgo, hace bien en defenderlo.
-Lo cierto es que el PSOE no levanta cabeza. ¿Qué necesita para resurgir?
-Necesitaría tener un proyecto claro y creíble. Que se lo creyeran ellos y se lo pudieran creer los ciudadanos.
-¿Y un líder que no tenga nada que ver con Zapatero?
-Los proyectos están por encima de las personas, es mucho más importante.
-UPyD tampoco tuvo buenos resultados el 21-O. ¿A qué lo atribuye?
-Eran elecciones muy complicadas para nosotros. Somos un partido joven y pequeño y nos cuesta entrar y estabilizarnos, más en territorios con nacionalistas. Hay que tener paciencia.
-¿Teme que UPyD acabe como un partido de Madrid, y no nacional?
-No, perdone. En Madrid tenemos el 25 por ciento de los votos, los demás en el resto de España. Somos un partido nacional, mal que les duela a algunos. Y tenemos un lema: los resistentes tienen la última palabra. Hemos venido para quedarnos.
-¿Cuál es su objetivo político? ¿Ser un partido bisagra?
-No, me gustaría ser alternativa. Probablemente, primero seremos bisagra.
-¿Con quién se sentiría más cómoda?
-No es una cuestión de partidos ni de personas. Quien esté dispuesto a cambiar cosas como la ley electoral, la recuperación de competencias como educación y sanidad, el cambio del modelo territorial... A ese le haremos presidente. Esa será nuestra referencia.
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