Las marcas huyen de Lance
Nike y Budweiser rompen con Armstrong por el dopaje, pero mantienen el apoyo a su fundación, cuya presidencia abandona el exciclista
La noche del pasado jueves 11 de octubre, mientras miles de personas tumbaban la web de la Agencia Estadounidense Antidopaje (Usada) en busca de su recién publicado informe sobre el dopaje de Lance Armstrong y su equipo, el exciclista se cuidaba de mostrar su desdén a través de Twitter: «¿Qué estoy haciendo esta noche? Estoy con mi familia, no afectado, pensando en esto [ahí incluía un enlace a un comunicado sobre los 15 años de actividad de Livestrong, su fundación de apoyo a supervivientes de cáncer]». A eso añadió un vídeo de Elliott Smith cantando «Salen rosas por donde quiera que vas. Rosas rojas».
Los días siguientes, mientras se desgajaban en público capítulo a capítulo los jugosos detalles de cómo se dopó y lo ocultó durante años, Armstrong transmitió la impresión de que nada de eso alcanzaba al refugio de Livestrong. «No afectado».
A la mañana siguiente de la noche familiar de Armstrong, el RadioShack, continuación del US Postal y el Discovery, despidió a su director, Johan Bruyneel, señalado también en el informe como pieza clave de la trama de dopaje mientras dirigía los equipos del texano. Al día siguiente Matt White reconoció haberse dopado y dimitió como director del Orica-Greenedge (ayer le despidieron como responsable de la Federación Australiana). Este martes, el Omega Pharma despidió al ciclista Levi Leipheimer, que había confesado en el informe de la Usada. Armstrong seguía «no afectado». Hasta ayer.
Una fortuna de las marcas
A las tres de la tarde (hora española) coincidió la publicación de dos comunicados: Nike rompía el contrato de patrocinio personal que mantenía con él, que casi al mismo tiempo anunciaba su dimisión como presidente de Livestrong, su refugio de las pulseras amarillas.
La firma deportiva aportaba una parte de los 15,3 millones de dólares (11,6 de euros) que Armstrong ingresó por patrocinios en 2011, a los que contribuyeron las bicicletas Trek, las gafas Oakley o la cervecera Anheuser-Busch, fabricante de Budweiser, por ejemplo.
Ninguno de ellos se movió los primeros días. «Los principales patrocinadores de Lance han mostrado un apoyo increíble -decía Bill Stapleton, el agente del exciclista-. Las marcas buscan una recomendación auténtica, porque al fin y al cabo dependen de la autenticidad del deportista».
Antes de romper con él, Nike también había emitido su apoyo: «Nos entristece que Lance Armstrong no pueda volver a participar en algunas competiciones y que sus títulos parezcan estar afectados. Nike pretende seguir apoyando a Lance y su Fundación», dijeron el día de la publicación de las mil páginas del informe de la Usada.
Después, se les acusó de haber pagado medio millón de dólares para tapar un positivo del ciclista en 1999, y soportaron la concentración a las puertas de su sede central en Beaverton (Oregón, Estados Unidos) de un pequeño grupo de personas que gritaban a los empleados que dejaran de apoyar al texano.
Ayer cambiaron públicamente de opinión acerca del peso de lo relatado en el informe, donde ven «pruebas aparentemente irrefutables de que Lance Armstrong se dopó y engaño a Nike durante más de una década».
Un viejo anuncio
En 2001, el exciclista protagonizó un spot de 30 segundos para la marca en el que se le tomaba una muestra de sangre en lo que parece un control antidopaje de una carrera. «Todo el mundo me pregunta con qué voy. ¿Con qué voy? Voy con mi bicicleta, machacándome seis horas al día. ¿Con qué vas tú?», recitaba la voz de Armstrong.
Casi al mismo tiempo, Armstrong se despedía de la presidencia de su fundación «para evitarle cualquier efecto negativo por la controversia que rodea mi carrera ciclista». Deja la presidencia en manos del anterior vicepresidente y cofundador, Jeff Garvey, pero no se aparta de una organización que ha recaudado en 15 años 470 millones de dólares (360 de euros), ha vendido más de 80 millones de pulseras amarillas, y que ha prestado apoyo a 2,5 millones de personas que, como él, han sobrevivido a un cáncer. «Mi familia y yo hemos dedicado nuestras vidas al trabajo de la fundación y eso no cambiará. Planeamos seguir ayudando a la fundación y a la comunidad del cáncer».
Lance Armstrong se mantiene en ese refugio, mientras Nike abre la primera grieta seguida de la empresa que fabrica Budweiser, que no renovará el contrato a fin de año, aunque dice que mantiene su apoyo a Livstrong.
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