Fútbol, no política
Pretender hacer creer que un equipo como el Barça, con la mayoría de aficionados fuera de su comunidad autónoma, repartidos por el resto de España y del mundo, pueden ser representados sólo en el sentir ultranacionalista de unos cuantos radicales, es una equivocación y un abuso de parte de quien lo permite: el presidente Rossell y su junta directiva. La inmensa mayoría de seguidores y peñas sólo ven al F.C. Barcelona como lo que es, un club que juega al fútbol, y que está formado en su mayoría de jugadores, por deportistas del resto de regiones españolas y del mundo, menos propiamente catalanes. ¿A parte de a los ultranacionalistas, a alguien le importa de dónde sean, o lo vital es que den espectáculo?. Lo de Artur Mas y su ambición secesionista y excluyente, manipulando al club azulgrana, no debiera ser permitido por los verdaderos dueños del equipo: los aficionados.
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