Bolinaga, el etarra que quiso «morir matando»
El carcelero de Ortega Lara, condenado a 32 años de cárcel por el secuestro, también participó en el asesinato de tres guardias civiles

José Antonio Ortega Lara fue liberado en 1997, casi un año y medio después de que ETA lo secuestrara. Cuando la Guardia Civil le preguntó por el paradero del funcionario de prisiones a Jesús María Uribetxeberria Bolinaga , uno de los secuestradores, prefirió no dar ninguna pista. «Que se muera de hambre ese carcelero», respondió. 532 días después de su secuestro, la Guardia civil encontró a Ortega Lara en un zulo. ETA no colaboró de ninguna manera.
Bolinaga fue condenado en 1998 a 32 años de cárcel por el secuestro . Lo detuvieron en mayo de 1997, después de que la Guardia Civil encontrara pruebas del pago a un tal «Bol» por parte del cabecilla de ETA Juan Luis Aguirre Lete .
Enseguida la Guardia relacionó esas siglas con Jesús María Uribetxeberria Bolinaga, natural de Mondragón, y montaron un dispositivo de vigilancia. Fue así como comprobaron que acudía regularmente junto a otros tres etarras a una nave a la que transportaban comida.
El exjuez Baltasar Garzón autorizó la detención de Bolinaga y los otros tres etarras en una operación en la que participaron más de 500 policías. Pero nunca revelaron el lugar donde Ortega Lara estaba secuestrado. Así lo dijo el entonces ministro del Interior Jaime Mayor Oreja : «Pretendían dejarle morir de hambre si no lo encontraba la Guardia Civil».
Además de por el secuestro de Ortega Lara, Bolinaga fue condenado por su participación en los asesinatos de los guardias civiles Mario Leal Vaquero, Antonio López y Pedro Galmares .
Por entonces tenía 41 años, no trabajaba y vivía con su madre. Y no tenía tanto interés por su vida. Cuando fue trasladado a Madrid para declarar en la Audiencia Nacional estuvo a punto de provocar un accidente. Cuando el coche en el que era trasladado rebasó a dos motoristas de la Guardia Civil a la altura de Burgos se abalanzó por sorpresa sobre el conductor con la inteción de chocar contra las dos motocicletas . Los agentes que lo custodiaban lograron reducirlo y evitar que «muriera matando».
Quince años después, aquejado de un grave cáncer, Bolinaga ha exigido su puesta en libertad , para lo que ha recurrido a una huelga de hambre. Antes de la libertad condicional otorgada por la Audiencia Nacional fue Interior quien le concedió el tercer grado por «razones humanitarias».
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