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España, un lujo para los chinos ricos

Alojamientos exclusivos, restaurantes, caprichos... Viajes a medida para los millonarios asiáticos en nuestro país

España, un lujo para los chinos ricos abc

PABLO M. DÍEZ

A bordo de su jet privado, el señor Xing Tang llegó hace poco a Europa para pasar unas vacaciones de lujo. Acompañado de su esposa y su hija de 16 años, este magnate inmobiliario chino, enriquecido al amparo del extraordinario crecimiento que vive su país, pasó primero por París y luego aterrizó en Madrid , donde se alojó en el Hotel Ritz y en la casa de un marqués situada a las afueras.

Para conocer bien la ciudad, la familia no tenía un guía turístico, sino un profesor de Historia que les mostró el Madrid de los Austrias antes de cenar en la terraza del Casino.

Al día siguiente, el paisajista internacional Eduardo Mencos les llevó desde los Jardines del Campo del Moro hasta los de Sabatini, parando en el Museo de Carruajes. Tras almorzar en el restaurante Fuentes y Bonetillo, donde degustaron tapas y vino, tuvieron una visita privada al Santiago Bernabeu antes de cenar en el refinado Qüenco de Pepa.

Para la tercera jornada, un asesor de coleccionistas de arte les acompañó al estudio del escultor David Rodríguez. Luego, un guía privado les paseó por Toledo , donde comieron en El Cardenal, todo un clásico gracias a su sabroso cochinillo asado. A su regreso a Madrid, la cena fue en Ten con Ten, estandarte de la cocina asturiana y de mercado.

Su siguiente escala, por supuesto en su avión, fue Barcelona , donde se alojaron en el hotel Mandarin Oriental y tapearon «de autor» en Ten’s antes de salir de compras con un «personal shopper» por el Paseo de Gracia, donde se gastaron 25.000 euros en una sola tarde. Esa noche, la cena fue en Lasarte, el restaurante con dos estrellas Michelin que el reputado chef Martín Berasategui dirige en el hotel Condes de Barcelona.

En su segundo día en la Ciudad Condal se maravillaron con la arquitectura de Gaudí a bordo de un coche de época que recorrió sus edificios modernistas, la Sagrada Familia y el Parque Güell, donde disfrutaron de un «picnic» privado para abrir boca antes de navegar en velero por la Costa Brava al atardecer . Como colofón mediterráneo, cenaron en el histórico 7 Portes.

Al día siguiente también se fueron de compras, pero al Mercado de la Boquería, donde probaron varios platos preparados por un chef especializado antes de cenar en el Pez Vela, un «chiringuito» de diseño a pie de playa en los bajos del hotel W. Quizás para digerir tanto banquete, acabaron su estancia en España con dos días de tratamiento en un spa de lujo. En total se gastaron unos 35.000 euros en un viaje hecho a medida por la empresa española Plenia, que nació en 2004 organizando eventos para empresas y viajes de lujo al extranjero.

En el último año, y debido al impacto de la crisis , el flujo de turistas acaudalados ha cambiado de dirección. «Ya tenemos un 30 por ciento de clientes asiáticos, de los cuales un tercio proceden de China y el resto de Japón, Singapur, Corea del Sur, Filipinas y Tailandia», nos explica una de sus responsables, Karina Vilanova. A pesar de la dramática situación económica que sufre España, nuestra rica cultura y deliciosa gastronomía -en resumen, nuestra forma de saber vivir- siguen siendo un valioso reclamo para los cada vez más abundantes millonarios asiáticos.

Como el deporte es uno de los mejores embajadores de España, la otra jefa de Plenia, Rocía Huete, acudió a la última Feria Internacional de Viajes de Lujo de Shanghái con un balón firmado por la elección snacional de fútbol y ofreciendo encuentros con golfistas como Sergio García. «Hay incluso viajes por Andalucía que combinan golf y toros», indica Vilanova, que también destaca las rutas gastronómicas por el País Vasco.

A su juicio, «España tiene un problema de posicionamiento» . «Nos hemos enfocado en un turismo de sol y playa muy masivo, pero olvidando todas las bondades del país, que dan para un sector de lujo muy atractivo en mercados emergentes con viajeros con alto poder adquisitivo», explican.

Puede que los chinos tengan ahora el dinero y sean los próximos «amos del mundo» , pero ni con todas sus divisas podrían comprar el cielo azul de España para darle un poco de color a su industrializada costa, cubierta casi siempre por una espesa nube gris de contaminación. Frente al caos insostenible de sus superpobladas ciudades y la permanente sospecha por la proliferación de escándalos alimentarios, España luce sus numerosos patrimonios de la Humanidad y una gastronomía a base de productos frescos de alta calidad.

«Para el próximo año vamos a promocionar la Tomatina y los sanfermines, que sorprenden mucho a los chinos», promete la responsable de Plenia, que ofrece sus personales viajes de lujo desde 8.000 euros. «¿Hasta cuánto es el máximo?», le preguntamos maliciosos. Sin arrugarse, nos confiesa que «el cielo es el límite».

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