La mujer de Paul Ryan es licenciada en español

Janna Ryan se ha convertido en la cuarta persona del tícket republicano en las elecciones presidenciales estadounidenses, de momento a la sombra de su marido. La mujer de Mitt Romney, Ann, incluso se ha lanzado ya a hacer campaña sola, siguiendo los pasos de su difícil rival, Michelle Obama, pero la mujer de Paul Ryan, candidato a vicepresidente, por ahora no ve la necesidad. «¿Estás seguro?», le dijo a Mitt Romney cuando, al final del acto del anuncio de la selección de su esposo, el presidenciable pasó el micrófono a Ann y luego a Janna. La primera habló, la segunda declinó.

Janna, de 43 años, uno más que su marido, podría haber hablado en español , pues se licenció en esta lengua en Boston. Luego haría un máster en Derecho en la Universidad George Washington, que le permitió hacer prácticas en el Congreso. Procedente de Oklahoma de una familia afiliada al Partido Demócrata –su tío fue gobernador del estado, puesto al que también había optado su bisabuelo; y un primo es miembro de la Cámara de Representantes por el mismo partido– Janna entró como ayudante de un diputado demócrata . Era la vía opuesta a la tomada por Paul Ryan, quien comenzó su trayectoria en la colina del Capitolio como ayudante de un diputado republicano.

Janna no continuó la carrera política , sino que se pasó al campo de las compañías de lobby. Entre los clientes que representó estuvo la Asociación de Cigarros de América. En su frecuente trato con los congresistas conoció a Ryan, y ambos se casaron en 2000. Los compromisos políticos de Ryan obligaron a suspender el viaje de bodas al Caribe que habían programado. Después lograron compensarlo con un viaje a las islas Vírgenes.

Tras un periodo como asesora fiscal, Janna dejó el trabajo para atender el hogar con la llegada de sus tres hijos . Viven en el centro histórico de Janesville, la población de Wisconsin donde generaciones atrás se instalaron los Ryan, procedentes de Irlanda. Ambos con amplios conocimientos sobre impuestos y procedentes de familias acomodadas, la pareja tiene mucho en común, aseguran sus conocidos. Los dos son católicos y habituados a las actividades del mundo rural estadounidense que tanto entusiasman al ahora candidato a vicepresidente: la caza y la pesca. «No podía creer que había encontrado a alguien de Oklahoma, y que le parecía bien que cazara», indicó al «Washington Post» un amigo de ambos. El político propuso matrimonio a su novia en uno de sus favoritos lagos de pesca.