¿Por qué la Tierra no es un mundo acuático?
Se formó de material rico en agua hace miles de millones de años, pero en la actualidad el líquido elemento apenas compone el 1% de su masa

Grandes extensiones de océanos, ríos que serpentean durante cientos de kilómetros, colosales glaciares cerca los polos... La Tierra parece tener agua en abundancia y, sin embargo, menos del 1% de la masa de nuestro planeta está compuesta por el líquido elemento. Esta «sequía» relativa ha desconcertado a los astrónomos. El modelo estándar sobre el origen de nuestro planeta señala que éste se formó hace 4.500 millones de años del material rico en agua en el disco protoplanetario alrededor del Sol. Entonces, ¿por qué no vamos a trabajar en barca? Investigadores del Space Telescope Science Institute en Baltimore, Maryland (EE.UU.), creen tener la respuesta.
Para saber por qué el mundo no se parece un poco más al que mostraba la famosa película WaterWorld hay que remontarse a los orígenes del Sistema solar, que al principio no era más que un disco giratorio de polvo y gas alrededor de una estrella. El material helado condensado en una zona donde las temperaturas eran lo suficientemente frías dio forma a nuestro planeta. Esto sugiere que deberíamos vivir en un mundo acuático.
Los investigadores de Baltimore creen que la Tierra se formó a partir de restos de rocas en una región seca, caliente, en el interior de la llamada «línea de nieve» o «línea de congelación». Esta línea se encuentra actualmente en el centro del cinturón de asteroides, un depósito de escombros entre Marte y Júpiter. Más allá de este punto, la luz del Sol es demasiado débil como para derretir los escombros de hielo dejados por el disco protoplanetario.
Los modelos teóricos dicen que cuando se formó la Tierra, la «línea de nieve» estaba mucho más cerca del Sol, pero los investigadores creen que jamás alcanzó la órbita de nuestro planeta. «Se mantuvo más lejos del Sol que la órbita de la Tierra, lo que explica por qué es un planeta seco», afirma el investigador Mario Livio.
Los científicos advierten de que el modelo revisado no puede describir cómo se comportan todos los discos alrededor de estrellas jóvenes. «Las condiciones dentro del disco pueden variar de una estrella a otra y el azar, igual que cualquier otra cosa, determinó el resultado final para la Tierra».
La investigación aparecerá publicada en la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society.
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