Adiós al país donde los ríos cambian de curso
El último día en Colombia fue emocionante para la Ruta Quetzal BBVA

La noche anterior acabó con la sorpresa de la fiesta de despedida de BBVA. La actuación del grupo colombiano Chocquibtown hizo que los ruteros bailaran sin parar. Ya en el autobuses de vuelta al campamento los chicos españoles explicaban a sus compañeros de los otros cincuenta países, lo mucho que le iba a gustar conocer Cartagena, Cádiz y Sevilla.
Se despertaron temprano, como todos los días, aunque era el último en Colombia y todo estaba preparado para viajar a España en tres vuelos diferentes . El tiempo no se desaprovecha y la agenda marca a las diez, entrega de diplomas, a las doce la conferencia del escritor William Ospina en la Universidad del Rosario y a las cuatro de la tarde despedida de Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia.
William Ospina regaló a los chicos un hermoso relato de Colombia. Se reunió con ellos en el Aula Magna de la Universidad de Rosario, lugar en el que está enterrado José Celestino Mutis, y explico un país entre lo mágico y lo real. El país más amplio del mapa sudamericano con fronteras al Caribe, al Océano Pacifico, a los Andes y a la Amazonia . Un territorio al que llegaron gentes de oriente hace tres mil años, cinco siglos más tarde los españoles y cien años después los africanos. Un país de síntesis en el que convivían el mundo de la serpiente en las zonas cálidas, el mundo del jaguar en las tierras medias y el mundo del cóndor en las altas montañas, como metáfora de sus habitantes y sus costumbres.
Un lugar al que los españoles trajeron una lengua que procedía del griego, del latín y del árabe, que tenía a palabras para cosas que no existían como castillo, cerezas, viñedos, abetos, primaveras y otoños. Sin embargo desconocía como nombrar a las iguanas, las canoas, las piñas, los quetzales o los tayronas, y así lo dijo Orsina “la lengua española llegó convencida que venía sólo a enseñar, pero mucho tuvo que aprender para llegar a ser una lengua americana”.
En una lección magistral, el escritor, transmitió a los muchachos que “las cosas que llegan de fuera tienen que aprender a volverse propias, tiene que empezar a beber la savia del mundo al que han llegado”.
Y los ruteros escucharon que la historia ya no será un relato de una nación concreta, “tendrá que poder expresar a la vez los sueños y las agonías de un planeta que está a punto de librar su definitiva batalla por la supervivencia”.
Por la tarde el Presidente Santos recibió a los chicos en el Palacio de Nariño y los nombró embajadores de Colombia en el mundo e invito a la Ruta Quetzal BBVA a que regresase pronto este país tan bello. Y desde aquí traslado al aeropuerto del El Dorado para volar a España.
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