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ABC Cultural

Gerhard Richter celebra sus 80 años en el Pompidou

El museo parisino le dedica una gran retrospectiva con 150 obras, que repasan todas sus metamorfosis

JUAN PEDRO QUIÑONERO

El Centro Pompidou de París , que sigue siendo el museo más visitado del mundo, celebra los 80 años de Gerhard Richter con una gran retrospectiva que permite volver a «repensar» las metamorfosis de un artista que hace años fue «el pintor más caro del mundo».

Hace apenas cinco años, el Wall Street Journal (WSJ) estimaba que Richter era la décimo sexta personalidad más influyente del mundo, precedido por personajes tan dispares como François Pinault (número 1), Larry Gagosian, Sir Nicholas Serota (Tate), Jeff Koons o Damien Hirst , entre otros. Por aquellos años, si la Documenta deseaba presentar a los grandes artistas de la difunta RDA, como Werner Tübcke, Richter era capaz de vetar la presencia de otros artistas que pudieran «eclipsar» su sacrosanta cota e intacta gloria.

Desde entonces, la cota financiera de Richer quizá ha descendido ligeramente. Pero sigue muy firme en la geografía museística mundial, con un número impresionante de grandes homenajes y retrospectivas.

Fealdad violenta

La retrospectiva del Pompidou permite seguir la pista a las sucesivas y cambiantes metamorfosis del artista , que ha sido sucesivamente expresionista abstracto, realista figurativo, minimalista, conceptual, etcétera. A través de unas 150 obras de muchos formatos, el Pompidou rinde un homenaje de notable envergadura.

El expresionismo abstracto de Richter quizá ha perdido violencia. Al contrario de lo que ocurre con los grandes maestros neoyorquinos, la violencia de Richter tiene algo de decorativo, colorista, arte para exponer en aeropuertos, estaciones de ferrocarril y espacios de ese tipo, donde el «arte» cumple una suerte de función «paisajística»: amueblar la fealdad violenta e inmediata.

La figuración negra de Richter , por el contrario, cobra una ambigüedad purificadora. Sus «retratos» de los miembros de la Banda Baader (terroristas que soñaban con imponer la revolución comunista en la RFA, poniendo bombas en los super mercados), tienen una ambigüedad inquietante. No está claro si se trata de «homenajes» o «retratos de corte».

Pasado en las juventudes hitlerianas

El Richter de los últimos veinte o treinta años renueva con las tentaciones decorativas. La «violencia» de su expresionismo abstracto se transforma en delicadas composiciones geométricas, construidas ¿en serie? con la gracia que hace juego con los despachos de los consejos de administracción de las corporaciones multinacionales que pueden pagarse las obras del artista.

En la retrospectiva del Pompidou, como en otras retrospectivas, apenas hay un «hueco». Richter sigue aquejado de amnesia artística , sin poder recordar nada de su paso por las juventudes hitlerianas , donde se vio forzado a militar durante su adolescencia, antes de descubrir el expresionismo abstracto, años más tarde.

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