La Sirenita de Copenhague encuentra novio

La han decapitado en dos ocasiones, le han cortado un brazo e incluso ha tenido que lidiar con algún grafitero malintencionado. Pero la Sirenita de Copenhague , la estatua más famosa de la capital escandinava, ya no estará sola nunca más. Inspirándose en ella y pensando en su necesidad de compañía, la pareja de escultores Ingar Dragset y Michael Elmgreen (ella, noruega; él, danés) ha creado un alter ego masculino para la estatua más famosa de la capital danesa. Se llama Han («él», en danés) y, al igual que la Sirenita, se asienta sobre una gran piedra, mirando al mar. Sin embargo, mientras ella es de bronce fundido y fue un regalo del empresario cervecero Carl Jacobsen a la ciudad de Copenhague, «él» está elaborado con acero inoxidable y ha costado 400.000 euros a las arcas públicas.

Tras casi 100 años en soledad, la Sirenita, esculpida por Edvard Eriksen en 1913 e inspirada en el cuento de hadas escrito por Hans Christian Andersen en 1837, ha encontrado un compañero que le guiña el ojo, literalmente: la nueva estatua contiene un sistema hidráulico que le permite pestañear una vez cada hora. Situada al final de un muelle en la localidad de Elsinore , a 45 kilómetros al norte de Copenhague, esta escultura del siglo XXI no sólo plantea cuestiones sobre sexo y nacionalidad. «La escultura también cuenta la historia de la soledad en nuestra sociedad moderna: la de estar solo al mismo tiempo que te rodean cientos de personas», explican sus creadores.

Cuenta la leyenda danesa que los cantos de las sirenas embrujaban a los hombres del mar. La Sirenita de Copenhague ha conseguido algo más que eso: ha logrado hechizarle a «él». Cien años de soledad son más que suficientes.