poeta de feria
Wilfred Owen: poeta y héroe de guerra
Estaba llamado a ser uno de los grandes líricos ingleses, pero murió una semana antes de que terminara la I Guerra Mundial

Wilfred Owen no firmará ejemplares de sus libros en la Feria. No esperen encontrarse por el Retiro a este joven poeta , de buena familia, de buenas costumbres, de amor patrio y muy inglés henchido el corazón.
No, el Paseo de Coches no soportará sus pasos firmes ni su caminar orgulloso y galante. Ni las jovencitas podrán prendarse de su apostura, ni los señores envidiarán su bigotito, ni los niños podrán enredarse entre sus piernas y sus brazos vestidos con el uniforme de gala del Ejército Británico .
Él, llamado a ser uno de los grandes poetas ingleses de todos los tiempos, de buena gana se habría tocado con simpatía el ala de su gorra de oficial si una bala boche no hubiera acabado con su vida el 4 de noviembre de 1918, apenas una semana antes de que terminara la I Guerra Mundial .
La Guerra era otra cosa
Owen , como la mayoría de sus camaradas, se había embarcado en aquella carnicería, totalmente convencido de que era su deber y orgulloso de su patriotismo: aquellas grandes palabras de las que se hinchaban las bocas de la Prensa y de los políticos. Pero la Guerra era otra cosa , y a los chicos no se lo habían contado.

Y allí, en las trincheras, con el barro hasta el cuello, con las nubes de gas clorhídrico envenenando el aire, y los obuses de los berthas alemanes despanzurrando a sus camaradas, supieron de golpe lo que era, y perdieron algo más que la vida: sus sueños, sus ilusiones, quizá una familia, la fe en los seres humanos.

Owen había vuelto a la batalla a petición propia, cuando aún estaba convaleciente de pasadas heridas. No era de los que se arredraban. Pero sí fue de los primeros y más clarividentes en comprender de qué iba aquello de la guerra en las trincheras. Y su testimonio, conmovedor, ha sido recogido en uno de los libros de poesía más bellos publicados en España en los últimos meses: «Poemas de guerra» (Acantilado) , con fantástica traducción y edición de Gabriel Insausti.
Ecos de Shelley, de Yeats, de Dante
Ecos del Dante de los infiernos, de Shelley, de Yeats, retumban en estos versos como las explosiones. Y el miedo, el terror, el pavor, la masacre: «¡Gas! ¡Gas! ¡Rápido todos. / Tanteando / torpemente / nos pusimos las máscaras a tiempo. / Pero hubo uno que gritaba todavía / y se agitaba como un hombre en llamas. / A través del visor y de la niebla verde /como hundido en el mar,/ vi que se ahogaba».
Owen se rebela contra el Destino , contra la figura bíblica del padre que les ha llevado a la matanza, y clama en el desierto de la Segunda Batalla del Sambre , una de las más espantosas de la contienda. La voz de Owen es aterradoramente humana: «Mi grasa será grano, mi savia para todos. / Sin duda, un día... / Amigo ten por cierto / creo que con las plantas estaré mejor, en paz / con la lluvia y el prado, como antaño /solían empaparme cuando niño».
Su madre recibió la noticia de su muerte el 11 de noviembre de 1918, una semana después. Aquel día se firmaba el armisticio, y dicen que estallaba la paz .
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