«Si en otoño seguimos a 11 puntos, habrá que empezar a preocuparse»

«Si en otoño seguimos a once puntos, habrá que empezar a preocuparse», reconocían ayer diversos dirigentes socialistas yendo más allá de la euforia oficial de Ferraz por haber logrado recortar la distancia con el PP de 16 a 11 puntos en el «barómetro» del CIS correspondiente a abril.

Para una mayoría silenciosa del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba dispone aún de crédito político porque solo han pasado cuatro meses desde las elecciones y el partido acaba de pasar un traumático 38 Congreso Federal del que se está recuperando. Sin embargo, no les ha pasado desapercibido que, «con la que está cayendo», el PP caiga cinco puntos y el PSOE suba solo 0,8 décimas; ni que el líder de la oposición inspire menos confianza (78%) que el presidente del Gobierno (71%).

Algunos de los consultados lo achacan a la oposición «light o de «pactos de Estado» que ejerce un PSOE maniatado por el pasado de José Luis Rodríguez Zapatero. Otros defienden esa política «de Estado» en medio de la recesión «porque no se entendería otra cosa».

«Lo que está claro es que el congreso ha servido para pacificar internamente el partido», admiten casi todos, «pero eso no hace que los españoles nos perciban como alternativa».

Para quienes Rubalcaba está dado en el clavo, su objetivo a partir del 38 Congreso era evitar la caída en barrena hacia la marginalidad en que podía haber entrado el PSOE tras su debacle del 20-N, que le dejó con solo 110 diputados. Entre ellos está el ex ministro Valeriano Gómez , que ayer pidió paciencia, porque «el tiempo es importante» y «ya se nota el desgaste».

Pero quienes no son tan optimistas argumentan que la recesión terminará por tocar fondo este año o el próximo y la recuperación hará que la brecha electoral siga agrandándose. No van a desatar una batalla de poder a corto plazo -«nadie entendería que ahora nos volvamos a pelear hablando de cosas internas», dicen-, pero creen que después del verano se tienen que empezar a ver más frutos