Palma del Río ya tiene otro día de fiesta que añadir a su calendario. Desde ayer, los 28 de abril ya no serán una fecha más, porque pasarán años y años recordando que su equipo de balonmano, el ARS, consiguió ascender a la Liga Asobal.
Y lo hizo de la mejor de las maneras, por una puerta grande digna del palmeño más universal que se conoce hasta la fecha: Manuel Benítez «El Cordobés». A partir de ahora, el ARS también será leyenda y podrá presumir de codearse con algunos de los mejores equipos del mundo. Sin duda, ésta es la mejor forma para celebrar la próxima temporada el 40 aniversario de una entidad que nació en el patio del colegio de los Salesianos.
Pero para llegar a la fiesta final, el ARS tenía que pasar el más duro de los exámenes, puesto que su inmediato perseguidor en la clasificación era el rival que tendría delante. El Adelma se presentaba en Palma del Río como la única amenaza para impedir el sueño del ascenso, pero sencillamente se vio atrapado por una fuerza sobrenatural. Y es que el ARS no era ayer un equipo, era todo un pueblo que llevaba jugando el partido desde hacía un tiempo.
Y así lo comprendió el equipo de César Montes. Desde la primera defensa, el ARS supo ganar el partido. De hecho resultó muy psicológica la primera parada de Manu López a Gustavo, que se presentaba como uno de los grandes peligros de los cántabros. A partir de ese momento, el ARS se quitó de encima cualquier presión y se lanzó a por el partido. Su partido.
Los primeros en aparecer fueron Dani Hernández y Lubo Vermirovsky, el especialista en ascensos, que ayer encadenó el cuarto desde que llegó a España. Cada uno a su estilo, frustraron a los defensas del Adelma. Poco a poco, la ventaja fue subiendo de dos, a cuatro, a cinco. Si cabe, el 7-2 del minuto 10 fue muy sintomático, puesto que el ARS se lo ganó en inferioridad tras una exclusión de Ruano. Reñones, entrenador visitante, trató de frenar la hemorragia con un tiempo muerto, pero fue imposible. El ARS iba a más.
Porque la escuadra de César Montes seguía llevando invitados a su fiesta. Dublino, Mota, Padilla... Todos dejaron sus pinceladas de calidad para desesperación del Adelma, que sólo podía mover el banquillo en busca de un milagro, pero sin encontrar ningún tipo de solución real a su problema. En parte, porque Manu López se convirtió en una especie de muralla humana para los santanderinos.
Por eso, el marcador subía hasta hasta llegar a la doble figura de 11 goles antes de llegar al descanso. Y es que el ARS se vio tan fuerte que no acusó algunas inferioridades más. Incluso, antes del descanso, Montes ya había movido su banquillo, pero sabiendo que podía conceder alguna licencia dentro de la rotación.
Con una diferencia de 10 goles en el receso, el Adelma sólo podía arriesgar y lo hizo. Reñones ordenó individuales desde el minuto 1 de la segunda parte. Pero era una locura en la que el ARS estuvo encantado de entrar. Porque los gauldiazules se sentían cómodos y siempre encontraron alguna solución ofensiva. Martínez y Ortiz aportaron goles, aunque los lujos correspondieron para el cañonero Juanlu y el portugués Martins.
El principio de la fiesta
El ARS empezó a saberse ascendido con demasiado tiempo de antelación. Concretamente, desde que su afición en pleno entonó «el año que viene, jugamos en Asobal». Quedaban casi 20 minutos, pero la operatividad del Adelma era tan insuficiente que no había ningún resquicio para el temor local.
Además, el ARS no se dejó llevar y mantuvo su intensidad hasta el último minuto. Por supuesto, Montes entendió que Manu López, palmeño de adopción, merecía el homenaje de El Pandero y le sustituyó por el local Ramón Fuentes, que también se lució en alguna que otra parada.
El caso es que el ARS disfrutó sobremanera en la pista, al igual que su parroquia. De hecho, la única intriga que ofreció la contienda fue la de ver cuándo llegaba el esperado minuto 60. Casi no hizo falta, en el 58 Dublino ya guiñaba a su gente en la grada, como gran reflejo del sueño que vivía toda Palma del Río. Porque ayer, 28 de abril, fue y será una fecha de ésas que se recordarán para toda la vida. Palma del Río entró por la puerta grande en la Asobal. El curso que viene podrá para disfrutarlo.