Todos se estrecharon un poco en Palma del Río en El Pandero, porque nadie quería perderse la fiesta, el momento único de su ARS tocando el cielo del balonmano con el ascenso. Sin embargo, hubo un privilegiado al que se le dio un espacio especial. Él respondió al nombre de Rafael Villalba al que antes de que empezara el partido ya se le recordó con una pancarta que fue utilizada en el ascenso anterior a la División de Honor B. Las Brigadas Azules recordaron a Villalba que «este ascenso también es tuyo».
Porque el espíritu del técnico, desde su palco celestial, sobrevoló la pista antes de empezar el partido. Y junto a él una afición que entendió una hora antes de empezar el encuentro que ya era el momento de jugar el partido. Con un sonido atronador en un mar gualdiazul de camisetas y banderas recordaron a los jugadores del Adelma cuando salieron a la pista que no sólo tenía que superar a un equipo, sino a todo un pueblo.
Tanto es así que a César Montes le hizo falta muy poco para motivar a sus jugadores antes de comenzar el partido. Obviamente, hay partidos en los que las charlas sobran y el de ayer era uno de ellos.
Sobre la pista no hubo debate posible, puesto que el ARS fue a más y ganó con la firmeza que lo hacen los campeones. Por eso, nada más terminar el partido se dio rienda suelta a las risas, las lágrimas, los abrazos y todo tipo de detalles que se viven en los grandes momentos.
Los jugadores dieron una vuelta de honor acompañados por el presidente, Manuel Cumplido, y Emilio Cuevas, el director deportivo. Tal vez, sin ellos no hubiera sido posible el sueño tan real que se ha asentado en Palma del Río.
Tras la misma, hablaron los protagonistas. César Montes, el entrenador, que ya vivió la misma experiencia como jugador en Pozoblanco argumentó que «los dos tienen parecido», mientras que sobre el partido destacó que «marcamos diferencias desde el principio».
En parte, gran culpa del éxito se debió al trabajo de Manu López en la portería. El sevillano, que ha vivido los éxitos recientes del ARS, insistió en que «esta historia es de mucha gente que ha trabajado antes y también de una afición que es la envidia de otras muchas en España».
Por entonces, el confetti y el cava ya estaban por el suelo, mientras que por el aire pasaron Montes y el presidente Cumplido ante el regocijo de todos los presentes que se resistieron a abandonar la instalación. Por cierto, que los jugadores portaban una camiseta a la salida que decía «ARSOBAL» y que anoche pasearon con alegría por Palma del Río.