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Juan Ramón Jiménez, de su puño y letra

Se publica «Epistolario II. 1916-1936», obra capital para entender su propia obra y la poesía contemporánea española

Juan Ramón Jiménez, de su puño y letra ABC

manuel de la fuente

Juan Ramón Jiménez fue un creador absoluto. Salvo sus austeras necesidades biológicas puede decirse que cada segundo de su vida lo consagró al sacerdocio de la poesía . Y cuando no estaba escribiendo y reescribiendo alguno de sus trascendentales poemas y libros continuaba su ingente labor de catalizador de la poesía española contemporánea , o redactaba sus centenares de cartas a las que consideraba parte de su obra poética.

Cartas que en 2006 fueron recogidas en «Epistolario I» y que ahora ven su continuación en «Epistolario II. 1916-1936» (publicado por la Residencia de Estudiantes de la que Juan Ramón fuera alma corazón y vida , en precisa, exhaustiva y fantástica edición de Alfonso Alegre .

No vivía en un pedestal

El epistolario se ha presentado en la propia Residencia con la presencia de la sobrina nieta del poeta y su heredera, Carmen Hernández-Pinzón , quien quiso desfacer algunos entuertos sobre la supuesta y hasta presunta mala fe de su tío-abuelo, y el aura de injusta polémica que siempre ha rodeado al poeta de Moguer.

«

Fundación Jorge Guillén, Valladolid.

No creo que siempre tenga que aparecer como el malo de la película. A penas el diez por ciento de estas cartas son polémicas . Juan Ramón no era el típico creador aislado en su pedestal, era un hombre que se preocupaba profundamente por el bienestar de su familia, por el mundo a su alrededor, y en cuanto a sus desencuentros con gente como Jorge Guillén , al final reconsideró muchas de sus posturas y, por ejemplo, no suprimió las dedicatorias en las reediciones de sus obras».

El periodo comprendido por este epistolario coincide con la «primera plenitud creadora, cuando nacen sus primeros libros fundamentales como "Diario de un poeta recién casado" , "Eternidades", "Piedra y cielo" -explica Alfonso Alegre-. Y es también -continúa el editor- el tiempo en el que tras la muerte de Rubén Darío él se erige en guía de la poesía hispánica ».

«Las cartas son un gran mosaico de la Edad de Plata»

El epistolario recoge la correspondencia del Nobel español con prácticamente todos sus compañeros de generación: Ortega y Gasset, Manuel de Falla (al que admiraba especialmente), Marañón, D’Ors, Cansinos, Azaña, Menéndez Pidal, Sorolla, Vázquez Díaz y por supuesto su trascendental carteo con los poetas del 27. De forma que, como subraya Alegre estemos «ante una ventana abierta que nos permite ver aquellos tiempos, ante un perfecto mosaico de lo que fue la Edad de Plata de nuestra poesía ».

No faltan tampoco en el epistolario algunas cartas que al margen de la creación literaria nos ofrecen la faceta más humana de Juan Ramón , como una en la que contesta a una niña que le ha escrito para decirle que le ha gustado mucho «Platero y yo» .

Finalmente, Alfonso Alegre también destaca y despeja algunas dudas sobre la personalidad del poeta: «Juan Ramón vivía la poesía como algo esencial de la vida, por eso creo que la idea del gran “yo juanramoniano es una falacia. Él decía: “Cuando escribo, desaparezco por completo” o en palabras de Lezama Lima al que conoció nada más comenzar su exilio en Cuba donde fue decisivo para el desarrollo del grupo Orígenes : “Juan Ramón Jiménez no buscaba imitadores. Le importaba por encima de todo la poesía no su poesía».

«Epistolario II» , un Juan Ramón Jiménez de su puño y letra, un documento de primera mano para acercarse a su vida, a su obra y a la poesía española contemporánea.

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