Entierra YPF, el legado de su marido
Perfil de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner
La presidenta de Argentina, una vez más, ha demostrado que el poder es ella . La sombra de su difunto ha quedado opacada por su propia figura. La decisión de liquidar YPF, pese a sus declaraciones entre lágrimas de que le hubiera gustado que «él lo viera» , porque era su deseo, son una falacia demostrada por los hechos de la historia.
Poco a poco Cristina Fernández está liquidando el inventario de Gobierno que le dejó en herencia Néstor Kirchner . Lo que él hizo con una mano ella lo está borrando con el cuerpo entero. Él puso entre las cuerdas a Repsol para que incorporara un socio argentino.
Su favorito era el grupo Petersen de la familia Eskenazi , exbanqueros suyos en los tiempos que era gobernador de Santa Cruz . En esta provincia, los Kirchner —ambos— lucharon a brazo partido para privatizar YPF pero ahora ella simula que la historia no sucedió.
Los Eskenazi se ocuparon de ponerle sello y pasaporte a los fondos de Santa Cruz, fruto de los impuestos petroleros. Los intereses de aquel capital, que superó con creces, los quinientos millones de dólares están ahora en un limbo.
El patrimonio descomunal de la presidenta de Argentina está intímamente relacionado con el apellido Eskenazi . María Eugenia Estenssoro, hija del hombre que comandó YPF en los tiempos de gloria, se hizo eco en unas declaraciones públicas de la versión que asegura que los banqueros eran los testaferros del matrimonio. El «enojo» de Cristina Fernández de Kirchner, con la empresa que ponía de ejemplo hasta el pasado mes de diciembre, se atribuyó en círculos empresariales al «despiste» de los Eskenazis al no recordar a tiempo a quien representaban. « Ese , aseguran, es el origen de este problema . La plata, ni más ni menos». Fuentes de Repsol descartan esta teoría, «lo habría resuelto poniendo una cifra y no lo hizo», aseguran.
En el libro «Reina Cristina» , la autora, Olga Wornat, insiste en que el matrimonio, cada uno a su manera, reflejaba dos caras de la misma moneda . La muerte parece haber cambiado el brillo o el cuño de la insignia familiar. Ejecutivos que acostumbraban a tratar con el expresidente y medios de comunicación locales insisten en el asombro que produce asistir « al entierro de lo que hizo Néstor . El tipo –ilustra uno de ellos- tenía el país en la cabeza. Si las vacas venían flacas podía tirar por la calle de en medio pero sabía cuál era el límite».
El comentario viene a cuento de que Cristina, como se presentó hace poco en un acto público, haya sido, finalmente, la mujer que se atreva a echar la primera pala sobre el legado de su marido.
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