Argentina hacia el abismo
Interviene en directo la presidenta de la República Argentina para anunciar la expropiación de Repsol-YPF . Son cerca de las seis de la tarde, hora española, mediodía en Buenos Aires.
Escenario, una de las salas de la Casa Rosada . La casa del pueblo, claro. Tras el atril, a su derecha, la bandera del país, la albiceleste en la que un sol figurado con rostro humano.
Se convierte en experto testigo de una más de las tropelías que han cometido los gobernantes argentinos en nombre de su pueblo, que ahora tiene como víctima a la petrolera española.
El auditorio reunido por el peronismo redivivo que encarna Cristina Fernández de Kirchner incluye a la élite política de ministros, gobernadores provinciales, empresarios, sindicatos…
Razones económicas e ideológicas
Una sustancial representación del régimen que se dispone a festejar con vítores lo que CFK lleva meses planificando. Seguro que su decisión responde a razones económicas e ideológicas, que obedece a una forma socialista de control de los medios de producción que Marx dejó escrito en «El capital» en forma de catecismo y que conmilitones del bolivarianismo ramplón que fundó Chávez vienen implementando desde hace ya algunos años.
A Argentina la va a doblegar quienes siempre lo han hecho en la historia
Pero, en el fondo, tácticamente, en nada se diferencia de un recurso al que acuden todos los caudillos para desviar la atención de los problemas reales del país, que en este caso son serios y profundos. Para la expropiadora, que sea una petrolera española la expropiada contiene motivaciones ideológicas añadidas.
Si, ademas, puede presumir de responder a lo que cínicamente ha llamado «amenazas», primero la respuesta contundente (y apropiada) del Gobierno español y después la demanda del propio Obama, su jugada propagandística es perfecta: “Nadie va a doblegar a Argentina”.
Porque, en efecto, a Argentina no le va a doblegar la colonialista España, ni la imperfecta Europa y menos aún los imperialistas Estados Unidos. No. A Argentina la va a doblegar quienes siempre lo han hecho en la historia: sus gobernantes, tan vacíos en generosidad como plenos en sus bolsillos.
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