Jordi Galcerán se atreve con el terrorismo de ETA en «Burundanga»
Jordi Casanovas dirige en La Villarroel esta comedia protagonizada por Roser Blanch, Clara Cols, Pablo Lammers, Sergio Matamala y Carles Canut
No es una ciudad africana ni un baile brasileño, en Colombia la burundanga es una droga que provoca sueño y que se administra a las personas para aprovecharse de ellas y despojarles de sus pertenencias. Y precisamente le sirve a Jordi Galcerán para dar título a su nueva comedia que se instala hasta el 13 de mayo en la Sala Villarroel.
“Burundanga es la primera obra de teatro que trata el tema de ETA en un tono de comedia - declara Galcerán muy consciente del paso que ha dado-. Cuando la escribí ETA estaba en plenas facultades; mi intención es que todos los espectadores la puedan ver sin ofender a nadie”. Hasta la fecha sólo se habían atrevido a ironizar con el tema los propios vascos en el programa “Vaya semanita” y ahora es el turno de este comedia que se estrenó en junio en el Teatro Maravillas de Madrid y donde sigue en cartel.
Su autor duerme tranquilo porque “es una obra que llega y que da mucha esperanza”. El montaje que dirige Jordi Casanovas en Barcelona es una coproducción de Flyhard y la Villarroel. Glacerán plantea un gran dilema. “¿Puedes querer a una persona que sea terrorista?”. La propuesta lleva el sello de Flyhard, la compañía de Casanovas, una de los jóvenes dramaturgos catalanes más cotizados.
La acción transcurre íntegramente en un piso de estudiantes de Barcelona donde conviven cuatro jóvenes (Roser Blanch, Clara Cols, Pablo Lammers y Sergio Matamala) y un señor mayor (Carles Canut). Galcerán sólo da unas pinceladas del argumento: “Berta es una joven universitaria que está embarazada de su novio pero no se atreve a contárselo porque no sabe si su pareja le quiere realmente. Por otra parte, su amiga Silvia le aconseja que antes de decírselo pruebe a darle una dosis de burundanga, la droga de la verdad, para lograr la sinceridad más auténtica…”. ¿Y qué pinta Carles Canut en esta historia? “El autor y el director ya han acabado su trabajo, ahora queda la responsabilidad en nuestras manos”, bromea Canut que da vida a un empresario muy rico que sufre un secuestro.
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