La eternidad ya no será aburrida

Se nos ha ido uno de los grandes, y a España se le ha encogido el corazón al conocer la noticia del fallecimiento de Antonio Mingote. Nada será igual en nuestro país tras el adiós de uno de los españoles que, a lo largo de la historia, mejor supieron entender, interpretar y querer a sus compatriotas, habitantes del laberinto o del rompecabezas español. Y nadie, siendo un genio…, fue más modesto, trabajador, alérgico a la vanidad, sencillo y bueno que Mingote. Me honro de haber sido amigo suyo, y de haber estado a su lado muchas veces ante los micrófonos de «Protagonistas», en el inolvidable «Debate sobre el estado de la Nación» (junto a Tip, Chumy Chúmez, Coll, Miguel Gila, Forges, Alfonso Ussía, Antonio Ozores, Manolo Summers …), espacio radiofónico cuyo hemiciclo presidía Antonio Mingote, y lo hacía con ingeniosa autoridad, con mano izquierda y con sonrisa inteligente. En otras muchas aventuras de «Protagonistas» estuvo el académico, filósofo, dibujante, historiador y editorialista Antonio Mingote, quien, como decía el doctor Gregorio Marañón de sí mismo, era «un trapero del tiempo», una persona que siempre acudía a tu llamada y cuyos días parecían tener mil horas si eran para dedicarlos a las causas justas , para entregarlas, con formas de corazón, a los demás. Lo recuerdo en «el tren de la felicidad», camino de Ponferrada, con su lucidez, su cortesía, sus maravillosos silencios… En ABC tuvo su casa durante más de medio siglo, y cada día iluminaba la actualidad con el destello de su dibujo, de su viñeta, de lo que coloquialmente se llama «un chiste de periódico», y que, en realidad, era un artículo de fondo, una interpretación de la actualidad desde una mirada que siempre concilió la sorpresa y la experiencia.

El ingenioso hidalgo don Antonio Mingote se nos ha ido, aunque es imposible que se haya marchado del todo. Allá, en las altas colinas de los cielos, nadie podrá decir, desde ahora mismo, que la eternidad sea aburrida. Un abrazo, Isabel. Hasta siempre, queridísimo Antonio.