El cuartel general de Adelson en Las Vegas
El hotel The Venetian es el centro del imperio del magnate estadounidense. Un modelo que quiere traer a España
Las Vegas, tierra de plástico, luces, moqueta y cámaras de seguridad. En medio del Desierto de Mojave yace la conocida Ciudad del Pecado, un lugar donde los mayores enemigos de quienes la visitan son los remordimientos y la resaca.
En este lugar entregado al placer inmediato se encuentra el centro neurálgico del imperio de Sheldon Adelson, el empresario estadounidense que planea expandir las fronteras de su negocio a España con un macrocomplejo de ocio y negocios bautizado como Eurovegas.
La sombra de Adelson en Las Vegas es alargada. Su recorrido como empresario en la capital mundial del entretenimiento comenzó cuando Adelson y sus socios adquirieron The Sands, el histórico hotel y casino que había florecido de la mano de artistas como Frank Sinatra y su Rat-Pack. En los 90, a pesar de su fama, The Sands llevaba años renqueando. Había perdido la batalla frente a la hilera de casinos más modernos y monumentales construidos a su alrededor. Adelson, un hombre con un afilado sentido de los negocios y reacio a las concesiones sentimentales, demolió en 1996 The Sands y sobre sus escombros construyó The Venetian y sus apéndices: el hotel Palazzo y el centro de convenciones Sands.
Con 4.059 habitaciones, 4.049 suites y 11.000 metros cuadrados de casino, The Venetian es uno de los hoteles más lujosos de Las Vegas. La cornucopia con la que se construyó —costó más de 1.500 millones de dólares, unos 1.125 millones de euros— es palpable en todas sus esquinas. En especial, en el centro comercial de más de 46.000 metros cuadrados en el que las tiendas se entrelazan con una réplica de la plaza de San Marcos y del Gran Canal de Venecia . En sus puentes y balaustradas los visitantes se detienen para dejarse embelesar por los gondoleros, quienes entonan serenatas para endulzar el paseo de sus clientes bajo la ilusión de un perpetuo cielo azul. Luciano, uno de los gondoleros, rema, canta «’O sole mio» y simultáneamente posa para las fotografías de aquellos que han pagado cerca de 13 euros por 13 minutos de «tournée».
«Me quedo», grita un jugador desde su mesa de Black Jack. Son las 5 de la madrugada y acaba de conseguir estirar unos minutos más sus últimas fichas. En las tragaperras, una señora de avanzada edad desearía que uno de sus ojos fuera un periscopio anclado a su espalda para no tener que dejar de prestar atención a su máquina cada vez que necesita controlar que no haya alguien acechando a su alrededor, esperando que abandone. Cerca de ellos, otro centenar de jugadores continúan gastando sus dólares empujados por una combinación de alcohol, adrenalina y altos niveles de oxígeno en la sala.
Pero en The Venetian, como en el resto de casinos, las mesas no son la única forma de deshacerse rápidamente de tu dinero. Sheldon Adelson ha conseguido aliarse con algunos de los espectáculos más exitosos del mundo para amenizar las noches de sus hoteles. El musical «El fantasma de la Ópera», un Madame Tussauds, el restaurante B&B del chef Mario Batali o el club Lavo son los más fastuosos de ellos.
La opulencia no es ajena al estilo de vida que Las Vegas impone, aunque no el único. Por los pasillos de The Venetian se ven hordas de jóvenes en bañador portando cajas de cerveza. O familias enteras, con carrito de bebé incluido, buscando un lugar en el que todos estén autorizados a entrar.
El éxito que Adelson y su corte de inversores y socios cosechó con este modelo de «resort» fue tal que Las Vegas Sands Corporation, la compañía detrás del emporio, no tardó en ampliar su ámbito de acción. Dentro de las fronteras de Estados Unidos abrieron Sands Bethlehem, un resort a 90 minutos de Nueva York. Y a nivel internacional su expansión los llevó a Macao, donde inauguraron en 2004 el Sands Macao, el primer casino al estilo de Las Vegas en China. A este le siguieron The Venetian Macao y el Four Seasons Macao. Pero ahí no acaba su historia. En 2010, y tras invertir más de 5.400 millones, aterrizaron en Singapur.
Pero el camino hasta acumular este poderío no ha estado ausente de obstáculos. Adelson se ha visto envuelto en múltiples demandas y enfrentado a los sindicatos en Las Vegas. Aun así, la polémica no ha sido un impedimento para que Adelson se convirtiera en el judío más rico del mundo y el titular del puesto 14 en la lista de los más ricos del mundo elaborada por Forbes. Un verdadero rey Midas para Las Vegas.
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