Del «marxismo ya no sirve» a rezar por los presos políticos cubanos
Libertades, reconciliación y prisioneros, entre las cuestiones sensibles tocadas por el Papa durante su viaje pastoral a la isla
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Benedicto XVI volaba ya hacia América hace una semana cuando antes de llegar al primer destino de su visita pastoral, México, afirmó que «el comunismo no funciona en Cuba» . Durante ese vuelo, el Santo Padre insistió en que «hoy es evidente que la ideología marxista en la forma en que fue concebida no se corresponde ya con la realidad» y que el país gobernado desde hace más de medio siglo por los hermanos Castro necesita un nuevo modelo económico.
«Mirando ya al mañana»
Nada más pisar el lunes Santiago de Cuba, la segunda ciudad de la isla, el Papa se mostró convencido de que el país, «en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana». A los ciudadanos les pidió que luchen por una sociedad «abierta y renovada». Mientras tanto Raúl Castro, que desde su llegada al poder en 2006 ha promovido reformas consideradas insuficientes y «cosméticas», le daba la bienvenida con un discurso nacionalista y con referencias al pasado.
«Necesidad de cambios»
Dos días después, en la homilía de la multitudinaria misa de La Habana, Benedicto XVI subrayó que «Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos solo se darán si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad».
Estas palabras recordaron a la célebre frase pronunciada por Juan Pablo II cuando visitó la isla en 1998, cuando solicitó que «Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba» . Frase incumplida por parte del régimen, según su disidencia, que sostiene que éste primero «debe abrirse a los cubanos».
Pero en la víspera, el vicepresidente Marino Murillo, considerado el «zar» de las reformas económicas, aprovechó la presencia del Pontífice en la isla para reiterar que en Cuba «no habrá cambios políticos» y solo se «actualizará» el modelo económico comunista.
«Imponer su verdad»
El Papa se refirió a la verdad con una actitud de apertura: «Hay otros que interpretan mal esta búsqueda de la verdad llevándola a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en su verdad e intentando imponerla a los demás»
«Por el camino de la reconcilación»
En su primer discurso en tierras cubanas, el Pontífice adelantó que le pediría a la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de la isla, que «guíe los destinos de esta amada nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación».
«Limitación de las libertades»
En misa de La Habana también abogó por «cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada. Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales». En la misma línea de decir la verdad sin estridencias reclamó que «Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos».
Presos políticos
Ya en su primera alocución, el «peregrino de la caridad» hizo una velada referencia a los disidentes -con quienes el régimen comunista le vetó cualquier encuentro como hizo con Juan Pablo II-, al medio centenar de presos políticos y a los casi dos millones de exiliados: «Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren». También dijo que llevaba en su corazón los anhelos y sufrimientos de todos los cubanos, sobre todo los de los más desprotegidos, entre los que incluía a «los presos y sus familiares».
Al día siguiente el Santo Padre rezó ante la Virgen de la Caridad del Cobre por «los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves momentos de dificultad». El Papa enviaba un mensaje claro de apoyo a los presos políticos, a sus familiares y a las familias rotas por el exilio.
«Nueva etapa Iglesia-Estado»
El Pontífice alemán recordó también que el viaje de su predecesor a la isla inauguró «una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espíritu de mayor colaboración y confianza». Esta visita era la prueba de la mejora de las relaciones entre el régimen castrista y la Iglesia católica cubana, que ha pasado de estar perseguida a partir del triunfo de la revolución en 1959 a mediar en la excarcelación de los presos políticos de la Primavera Negra en 2010 y convertirse en la principal institución aparte del régimen cubano.
Pese a los espacios ganados por la Iglesia católica, el Papa dejó claro que todavía queda mucho por hacer en cuanto a «la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad» . Las autoridades eclesiásticas católicas reclaman un mayor papel en la educación, mayor acceso a los medios de comunicación...
Condena al embargo
Por último, como hizo Juan Pablo II en su histórica visita de 1998, Benedicto XVI condenó este miércoles el embargo comercial que Estados Unidos impuso a la isla en 1962. La falta recursos en la isla, dijo el Santo Padre, «se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país pesan negativamente sobre la situación».
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