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Cincuenta años de cartilla de racionamiento en Cuba

El régimen de Castro no ha logrado dejar atrás en medio siglo sus penurias económicas y la escasez de alimentos

efe

m.a..

«Cuba estrena cartillas de racionamiento» , publicaba ABC el 21 de marzo de 1962. Hoy, cincuenta años después, la escasez de alimentos y las dificultades económicas no han abandonado aún la isla, que mantiene la libreta con la que se entrega arroz, frijoles, azúcar, pollo, pescado, huevos, café, aceite o pan a los 11,2 millones de cubanos a precios simbólicos.

A los tres años de su llegada al poder y tras el bloqueo económico de Estados Unidos, Fidel Castro sometía al país a un régimen de abastos propio de una ciudad sitiada, según denunciaba entonces el corresponsal del diario Alfonso Barra: «Las autoridades de La Habana han preferido cañones antes que mantequilla. Cuba dispone de armas, pero el puchero está vacío». La Habana, que fuera una de las capitales más prósperas de América, sometía a sus estómagos a un severo racionamiento tras la implementación de una ley «para la mejor distribución de los abastecimientos».

El actual presidente cubano Raúl Castro, ha prometido incrementar la producción de víveres y recortar subsidios para eliminar de forma «ordenada y gradual» la cartilla, que ya se ha visto adelgazada en los últimos años al dejar el régimen de subsidiar productos como patatas y tabaco.

Varios cubanos consultados por Efe en las calles de La Habana subrayan que la libreta es un «alivio» y una «seguridad», y en su mayoría coinciden en que el momento de «quitarla» no ha llegado. «Donde entra un solo sueldo, hace falta la libreta», asevera Andrea Sotolongo, una jubilada de 64 años que cree que «pasaría hambre» si tuviera que sobrevivir con su salario y sin la cartilla.

Ingrid, una trabajadora autónoma de 30 años, indica que se trata de una «ración mensual segura» que deberá mantenerse «por buen rato», porque «le garantiza algo a muchas personas que no pueden comprar alimentos a precios reales».

Pero muchos cubanos aseguran que lo suministrado a precios subsidiados no les dura más allá de una o dos se manas por lo que tienen que acudir a las tiendas de precios liberados, a las que venden en divisas, o al mercado negro.

El Partido Comunista de Cuba divulgó en 2010 su plan de ajustes económicos, con el futuro de la libreta como el tema más polémico. El partido gobernante propuso en un principio su eliminación «ordenada» y advirtió de que la cartilla favorecía «tanto al ciudadano necesitado como al no necesitado», a la vez que propiciaba «prácticas de trueque y reventa» y «un mercado subterráneo» . El texto final, aprobado por el VI Congreso en abril de 2011, matizó que la desaparición de la libreta será «gradual».

Dos generaciones de cubanos

«Dos generaciones de cubanos han pasado su vida bajo este sistema de racionamiento que, a pesar de su nocivo carácter igualitarista, brindó durante décadas a todos los ciudadanos el acceso a alimentos básicos a precios irrisorios, altamente subsidiados», afirmó Castro en el discurso de apertura del Congreso del pasado año.

La medida, que fue introducida «con una vocación igualitaria en tiempos de escasez», se ha convertido con el paso del tiempo «en una carga insoportable para la economía y en un desestímulo al trabajo », admitió el dirigente cubano.

Cuba gasta más de 1.500 millones de dólares al año en importar el 80 por ciento de los víveres que consume, por lo que no es de extrañar que considere la producción de alimentos como un asunto «de seguridad nacional».

Según datos oficiales recogidos por Efe, la rebaja en el crecimiento previsto del PIB cubano en 2011 se debió entre otras causas al incremento de esas importaciones por incumplimientos en la producción de algunos básicos como fríjol o leche. Otros datos oficiales indican que la canasta familiar racionada cuesta anualmente al Estado 1.016 millones de dólares (25.692 millones de pesos cubanos al cambio oficial).

Una libreta que adelgaza»

El Gobierno ha ido «sacando» de la cartilla, paulatinamente, productos que ahora se ofertan a precios «liberados». En 2009 fueron las patatas , en 2010, los cigarrillos negros y rubios que se vendían casi a precio de costo, y luego se suprimieron artículos de higiene como jabones, pasta dental y detergente líquido.

La salida de básicos imprescindibles en la dieta de los cubanos (azúcar, arroz, fríjoles) depende de factores tan complejos en la Cuba actual como la reanimación de la agricultura, la relación precio-salario y el sistema de doble moneda.

Raúl Castro ha aseverado que el socialismo cubano no realizará «terapias de choque» ni dejará a nadie desamparado. Y ha dicho también que el problema de eliminar la cartilla no es de concepto: «Radica en cómo, cuándo y con qué gradualidad lo haremos».

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