LUIFE JIMÉNEZ
Luis Felipe Jiménez Reina (12-06-89, Puente Genil) representa a la nueva hornada de balonmanistas cordobeses que han conseguido asentarse en la prestigiosa Liga Asobal
JUGADOR DEL SAN ANTONIO
Con 23 años, Luife Jiménez se ha convertido ya en todo un trotamundos del balonmano. Este pontanés ha protagonizado un salto cualitativo muy importante en su carrera profesional, en la que a los 19 años ya tuvo la opción de debutar en la Liga Asobal defendiendo la camiseta del Antequera. A día de hoy, milita en el San Antonio, un grande venido a menos por la coyuntura económica. Sin duda, a este zurdo le queda mucho camino por recorrer pese a que empieza a tomar un rol de veterano.
—¿Cómo le va la vida por Pamplona?
—Pues con la tranquilidad que tiene un deportista que pasa del entrenamiento a casa y al revés. En parte, es lo que necesitamos tener en nuestra vida, ya estés más o menos cerca de la que es tu casa. Tal vez, en la época en la que estuve en Antequera podía hacer algo más.
—¿Admite que ya empieza a ser un veterano en la Asobal o lo dejamos en que es un jugador asentado?
—Desde hace tres temporadas tengo ficha como jugador de un primer equipo de esta liga. Tal vez, lo único que puedo decir es que ya no estoy en fase de formación. Sin embargo, considero que aún tengo muchas cosas por aprender. Además, no he conseguido nada importante todavía.
—¿Y es el San Antonio un buen enclave para empezar a conseguirlo?
—Hace no muchos años, este equipo era los mejores de España y tenía cierta facilidad para llegar lejos en la competición internacional. Esta temporada las cosas no están marchando tan bien. Fundamentalmente, porque en el plano económico estamos teniendo muchos problemas que luego se reflejan cuando estás sobre la pista. Y eso no sólo está ocurriendo en Pamplona, desgraciadamente.
—De hecho, su hermano Javier ya lo ha vivido en Toledo.
—Cierto, él se ha tenido que marchar, aunque ahora está en un club de superior categoría. Por ejemplo, hace unos días sacamos un comunicado exigiendo que nos pagaran lo que nos deben. Nos han dicho que en breve llegarán unas partidas presupuestarias, aunque no siempre es fácil.
—¿Qué ha cambiado?
—Pues que hace cuatro o cinco años se vivía otra situación. Por supuesto que yo siempre he sido consciente de que no siempre vas a poder vivir del deporte. Por eso, es bueno estudiar, aprender idiomas o lo que sea para seguir teniendo posibilidades después de que se acabe esta carrera. Y más ahora, cuando ves que no siempre cumplen lo que dicen que te van a pagar.
—Y esto trae más diferencias.
—Desde luego, porque hace unos años la competición podía ser de cinco. Ahora se ha quedado reducida a dos. Con todo, sigue siendo una liga muy potente. Pero creo que antes había más nivel y ahora creo que hay más caché.
—¿Ayuda tanto ser zurdo como se dice?
—Es una ventaja, porque los equipos están más compensados y lo agradecen a la hora de hacer su juego. Además, me considero un jugador completo, puesto que puedo realizar labores de defensa y ataque. Y en varias posiciones.
—¿Le da tiempo para seguir al Ángel Ximénez?
—Sería muy bonito que se pudiera meter en una fase de ascenso, aunque habría que saber si luego se podría acometer ese salto. Por ejemplo, uno de mis mejores recuerdos profesionales sucedió en Huesca. El año pasado participé en el ascenso y fue una de las experiencias más bonitas de mi carrera.
—¿Ve al ARS en la Asobal?
—Tengo a muchos amigos y me encantaría que así fuera. Es un club que está trabajando muy bien desde hace tiempo. Además, César Montes lleva un tiempo demostrando que es un entrenador a seguir.
—Repaso una lista en la que me salen Cejudo, Víctor Sojo, su hermano Javier y usted. Todos deportistas de primera y de Puente Genil. ¿Tendrá algo que ver el dulce de membrillo?
—Si es por mi caso, no mucho.
—¿Entonces?
—Pues porque creo que nos saben dar cariño, algo que luego te sirve para ponerle más ilusión. En esto debes ser bueno, pero también necesitas tu dosis de suerte.
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