Un libro documenta las mentiras de Hitler sobre la Gran Guerra
«La primera guerra de Hitler» prueba que el furor del tirano no fueel descrito en «Mein Kampf»

Historiadores tan sólidos como Joachim Fest o Ian Kershaw dieron por buenas las mistificaciones que Hitler fraguó sobre su juventud y andanzas durante la Gran Guerra en su infame « Mein Kampf ». Ahora, Thomas Weber las desmonta en «La primera guerra de Hitler » (Taurus).

«Para estudiar la juventud de Hitler en Viena y su participación en la Gran Guerra —dice—, todos se han valido de lo que él mismo cuenta, así como de los testimonios de algunos compañeros de armas que difundió la propaganda nazi», explica el historiador británico a ABC. «La primera mistificación se refiere al testimonio social de aquellos años. A Hitler le sorprende la declaración de guerra en Múnich y relata que fue recibida con desbordante entusiasmo, lo cual es incierto. La gente no estaba contenta, pero a medida que todo se complica y la guerra se hace total, la propaganda se intensifica para asegurar un apoyo masivo. La unidad del pueblo alemán parece un objetivo más que una realidad».
El segundo engaño fue vincular la fundación del nacionalsocialismo al Regimiento List . «No es cierto que los compañeros de Hitler fueran tan ultranacionalistas como él , aunque sí estuvieran dispuestos a defender con las armas a su país si se veían obligados. Tampoco eran antisemitas raciales, algo que empieza a manifestarse entre 1880 y 1890, y cobra fuerza al final o después de la guerra. Sí existió un antisemitismo latente de tipo religioso, igual que en toda Europa, cuyo origen proviene de culpar a los judíos de la muerte de Cristo; y un cierto antisemitismo económico por el que a un ‘trepa’ se le llamaba ‘judío’… En realidad, Hitler no fue un antisemita furibundo ni en Viena ni durante la guerra, sino después».
«Históricamente resentidos con Francia»
Tampoco sus compañeros odiaban a Gran Bretaña. «Jamás habían combatido contra ella. Los alemanes sí estaban históricamente resentidos con Francia , e incluso los bávaros y los prusianos mantenían mutuas y serias diferencias. En 1914, 1915 y 1916, los soldados ingleses y australianos pactaron con ellos ‘treguas de Navidad’ que disgustaban a sus mandos. Y no se mostraban insensibles al daño que se causaban unos a otros, algo que Hitler no comprendía».

En fin, Hitler se inventa a sí mismo después por razones propagandistas. «Alemania no necesitaba al ‘soldado desconocido’ porque él mismo lo encarnaba: era el hombre normal que llega al supremo liderazgo. Por eso miente y se presenta como un héroe, cosa que no fue, aunque nadie dude de su coraje y de que cumpliera muy bien las órdenes que recibía. La primera Cruz de Hierro que recibe más bien fue promovida por sus superiores, con los que se llevaba mucho mejor que con sus compañeros. La segunda no parece estar justificada».
Para los que habían combatido en las trincheras, «él y los otros correos eran ‘cerdos de la retaguardia’ que dormían bajo techo, comían caliente y no se exponían al fuego enemigo. Ocultó la ceguera histérica que padeció cuando se enteró del armisticio, silenciando o eliminando a quienes conocían su historial médico. Haber sido correo y haber dado muestras de debilidad emocional era un pasado insuficiente para quien se consideraba el salvador de Alemania. Sobre sus mentiras sobre la guerra construye al partido nazi».
Noticias relacionadas
- El primer perfil psicológico de Hitler, en pleno Holocausto
- Retrato de Adolf Hitler cuando era solo jefe del fascismo bávaro
- La obra de arte favorita de Hitler
- El hijo ilegítimo de Adolf Hitler
- La II Guerra Mundial a debate
- Los nazis siguen entre nosotros
- «Hitler o Stalin fueron casi sex-symbol»
- Hitler encargó miles de muñecas hinchables para sus soldados
- Hitler ya planeaba el Holocausto en 1919
- Hemeroteca de ABC (1903-2010)
- Facebook de HistoriABC
- Más reportajes de historia
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete