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Las canciones populares de Federico García Lorca han servido de inspiración a la bailaora sevillana Rafaela Carrasco para armar este espectáculo, «Vamos al tiroteo», subtitulado «Versiones de un tiempo pasado», que estrenó en la Bienal de Flamenco de Sevilla en 2008. Con la evolución lógica del paso del tiempo, se ha puesto de largo ahora en el City Center neoyorquino, lleno como en las sesiones precedentes del Flamenco Festival, y donde el público se ha puesto en pie para ovacionar a los artistas.
Hace unos días, Rafaela Carrasco se refería a «Vamos al tiroteo» como «una joyita». En él, explicaba, se busca un espíritu antiguo a través de una manera contemporánea de entender la música, la puesta en escena y las coreografías. Y es que ese ha sido siempre el Norte principal de la bailaora y una de sus señas de identidad. Sus espectáculos poseen clasicismo, están dibujados sobre la pauta de la tradición y del baile más rancio (en su acepción de antiguo).
Al tiempo, son trabajos perfectamente bruñidos, contemporáneos en su puesta en escena, y coreografiados sin complejos ni ataduras. Hay una palabra que define mejor que nada «Vamos al tiroteo», y es «elegancia». La tiene Rafaela Carrasco en su baile (ella es al tiempo bailaora y bailaor, con varios números vestida con pantalón), siempre justo, siempre limpio... La tienen sus músicos, con mención especial para la voz acariciadora de Gema Caballero; la tienen sus cuatro bailaores, de los que destaca José Maldonado, un artista lleno de musicalidad y duende. La tiene esa conjunción de poesía, danza, música, luces...
El buen gusto domina todo el espectáculo, de gran belleza, sereno y lleno de detalles al que, puestos a pedir, se le podría añadir un poco de alegría y un tanto de sal que lo redondearía por completo.
Juan de Juan
Como Lorca se admiró durante a su viaje a Nueva York de los negros que poblaban la ciudad, el bailaor sevillano Juan de Juan se ha quedado prendado del tap dance y, más concretamente, de Jason Samuels Smith, una de las más importantes figuras de este estilo. No es la primera vez que el flamenco y el tap (el claqué) han querido hermanarse y buscar caminos comunes; ahora, sevillano y neoyorquino se han cruzado y han mostrado en el Mad Museum, en Columbus Circle, unas gotas de lo que puede ser en el futuro un espectáculo conjunto. Los dos tienen en común su poderoso juego de pies, y aunque hay mucho que investigar y que trabajar las posibilidades de llegar a buen puerto con esta unión son enormes.