CICLISMO
El enigma del señor X
La AMA no pudo utilizar a un testigo protegido contra Alberto Contador en el juicio del TAS

Cualquier materia relacionada con el dopaje en el ciclismo ha pasado de materia clasificada a libro con las páginas abiertas. Lo que hace muchos años era tabú y pantano de aguas fecales es ahora otro puerto que hay que superar. Se convive con la lacra como un elemento más en las reglas del juego. El dopaje también forma parte del tablero. Como si estuvieran sometidos por decreto a una cadena perpetua, las gentes del ciclismo cuentan en voz baja que lo peor de este deporte serán los arrepentidos. Algo de esto hubo en el juicio contra Alberto Contador en el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS).
El 11 de mayo de 2011, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) presentó en las cuestiones prejudiciales el testimonio de un testigo anónimo que se prestaba a declarar contra Contador. La AMA indicó que esta persona no aceptaba desvelar su identidad porque «temía que sus manifestaciones pudieran tener consecuencias para él/ella y para su familia». La Unión Ciclista Internacional (UCI), que iba de la mano de la AMA en el recurso, no se opuso al alegato y tampoco la Federación Española, que a través de sus abogados dijo «no tener interés en conocer la identidad» del declarante.
Contador y su defensa se opusieron, lógicamente, al misterioso señor X con el argumento de que era insustancial para el caso y que, en resumen, solo intentaba enredar. Expusieron que el testigo protegido iba a hablar, según constaba en las diligencias previas, de casos presuntamente relacionados con 2005 y 2006 y que esto no aclararía el nudo del juicio: saber cómo el clembuterol llegó al cuerpo del campeón español.
Se enfrascaron los letrados y el tribunal en un litigio jurídico relacionado con la ley que se debe aplicar sobre los asuntos de prueba, el artículo 184.1 de la Ley General de Derecho Internacional (PILA). Convino el TAS que el asunto del testigo protegido está vinculado a la garantía de un juicio justo y avalado por el artículo 6 de la Convención para la Protección de los derechos humanos y libertades fundamentales del Consejo de Europa.
El TAS planteó varias alternativas. Manejó la posibilidad de que el anónimo personaje fuese interrogado por una sistema audiovisual de protección. Y optó por una propuesta que, según el TAS, «equilibraría los intereses en juego». Una investigación ante las preguntas del AMA y un contra-interrogatorio que hubiese corrido a cargo de los abogados del ciclista, «dadas las graves acusaciones de los testigos contra el señor Contador», según reza el laudo del TAS. Ni Contador ni la Agencia aceptaron , por lo que el señor X no apareció por el juicio.
La pregunta surge inevitable. ¿Quién era la garganta profunda? Dos ciclistas que corrieron con Contador en 2005 y 2006 han reconocido sus errores con el dopaje ante las autoridades. Michele Scarponi, «Zapatero» en la Operación Puerto en el lenguaje en clave de Eufemiano Fuentes, redujo su sanción a 18 meses por colaborar con el CONI. Con la sanción al español, ha ganado el Giro 2011. El alemán Jorg Jaksche confesó cómo se dopaba en un serial en «Der Spigel».
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