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Con mi hijo en la oficina

Los expertos consideran que las guarderías en los centros de trabajo son «la gran deuda pendiente» de la conciliación laboral y familiar en España

Con mi hijo en la oficina JOSÉ ALFONSO

LAURA DANIELE

Solo uno de cada cinco niños menores de tres años en España cuenta con una plaza en un centro de educación infantil autorizado. Y en la mayoría de los casos se trata de guarderías privadas que suponen un gasto muy importante para la economía familiar. La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, parece decidida a dar un paso adelante para ayudar a resolver este nudo gordiano sobre el que pivota la vida cotidiana de muchas familias españolas que tienen niños pequeños a su cargo y ambos cónyuges trabajan fuera de casa.

Al menos ese parece ser su objetivo con el anuncio de un «Plan integral de apoyo a la conciliación de la vida laboral, personal y familiar de mujeres y hombres», que, entre sus numerosas medidas, incluye la puesta en marcha de un programa estatal de guarderías en los propios centros de trabajo, a través de una serie de incentivos fiscales para las empresas que impulsen este tipo de iniciativas.

Un derecho del niño

Para los expertos en conciliación se trata sin duda de «la gran deuda pendiente» en España. En este sentido, la directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE, Nuria Chinchilla , sostiene que además de la flexibilidad de horario de entrada y salida, lo que más reclaman los empleados es la posibilidad de dejar al niño en el centro de trabajo. «Si el Gobierno tiene claro que entre sus prioridades está la de hacer de España un país sostenible en el tiempo, debe apoyar medidas de conciliación, ya que está probado que en las empresas con entornos flexibles y familiarmente responsables los trabajadores multiplican por tres su compromiso, lo que se traduce en un aumento de la productividad y la competitividad», señala.

Pero facilitar a los padres la posibilidad de tener a sus hijos en el centro de trabajo o que puedan pasar más tiempo con ellos a través de medidas de conciliación no es solo una estrategia de las empresas para aumentar la eficiencia o satisfacer una necesidad vital de los trabajadores, se trata también de tener en cuenta un derecho fundamental del niño. Así lo recuerda Pau Marí-Klose, investigador del CSIC y uno de los autores del estudio «Infancia y futuro. Nuevas realidades, nuevos retos », de la Fundación La Caixa. «El niño no suele estar presente en este tipo de reflexiones cuando hablamos de conciliación. Y el tiempo compartido y de calidad es un “input” importante para el bienestar y el desarrollo del menor», apunta. Lo contrario, como pueden ser los denominados «horarios de trabajo asociales», es decir, aquellos que entran en contradicción con la vida de los pequeños y, por lo tanto, «impiden controlar sus rutinas, pueden ser muy perjudiciales para el niño».

Desde el terreno de juego, María Pilar Casado, directora del centro de educación infantil de la Ciudad Financiera del Banco Santander —una de las guarderías en el centro de trabajo más grandes de Europa—, sostiene que este tipo de servicio es «la mejor manera de atraer y mantener el talento en las empresas». Y es que una de las mayores ventajas de este tipo de guarderías es que están pensadas para adaptarse al calendario y horario laboral de los padres. En el caso del centro de la ciudad financiera, donde se atiende a 422 niños desde los tres meses a los tres años, está abierta de siete y media de la mañana a siete de la tarde. Aunque, como recuerda Teresa Albuger, su pedagoga, «se cierra cuando se va el último niño».

Gratuitas o subvencionadas

Subvencionada en gran parte por el banco, los padres pagan entre 140 y 200 euros por mes y no abonan nada por las horas extras cuando el niño tiene que quedarse fuera de su horario por alguna eventualidad. Además está abierta todo el año, incluso en agosto y navidades. «Este centro infantil no penaliza al que más trabaja, como puede suceder en cualquier empresa en la que tienes que quedarte fuera de tu horario y estás pensando en lo que te van a costar las horas extras de guardería», explica Pilar. Esta compañía está tan convencida de los beneficios que conlleva este tipo de medidas de conciliación, que está preparando un estudio sobre cómo ha afectado la apertura de esta guardería en la productividad de sus trabajadores .

Una experiencia similar ha puesto en marcha Mercadona en sus bloques logísticos de Madrid, Sevilla, Alicante y Barcelona. El de Ciempozuelos atiende a 93 niños en un horario muy amplio, de seis de la mañana a diez de la noche, para que todos los trabajadores de los distintos turnos tengan la posibilidad de dejar a sus hijos mientras trabajan. Además también está abierto los sábados y no tiene ningún coste para los empleados. «La filosofía de Mercadona es que cuanto más se da a las personas, cuanto mejor se las trata, mejor responden. Es una manera de fidelizar al trabajador. Por ello, la conciliación ocupa un lugar relevante en la gestión de los recursos humanos de la compañía», explica Eva Pinillos, directora de comunicación.

Todos estos centros cuentan además con un programa educativo. «No son un mero espacio donde dejar a los niños mientras los padres trabajan», dice Gema Hernández, directora de «Pío Pío», el centro de educación infantil de Mercadona. De hecho, una norma estricta en todas estas escuelas es que los padres no pueden interrumpir las actividades de los pequeños por el simple gusto de verlos.

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