La nueva cara de De la Vega

Gracias María Teresa. Sabemos que nos leíste el pasado sábado, si no, ¿por qué tan rápido tu cambio de imagen? Enhorabuena porque, la verdad, pareces otra. Las arrugas que invadían tu rostro han desaparecido por arte de magia o ¿del bisturí? No sabemos si has pasado por el tamiz de un cirujano o un médico estético es el que ha obrado el milagro. ¡Queremos conocerle!

En la frente es evidente un alisamiento que, como poco, ha caído en manos de un maestro de la toxina botulínica; por el código de barras si no ha sido una apisonadora la que te ha dejado lisa, ha debido ser un peeling profundo con láser CO2. Y, nos atrevemos a decir, que en tus labios un poquito de relleno te los ha dejado perfectos. Cero cara de pato. Mejor imposible. En los pómulos se intuyen unos toques de Restylane para levantarlos y...¿en los ojos? Ay, María Teresa Fernandez «de la Vogue», ¿qué te has hecho en esos párpados que abren como nunca tu mirada y en esas bolsas?

Una de dos, o una blefaroplastia o tu salida del gobierno te ha devuelto la paz de antaño perdida. A lo mejor unos parches anti-ojeras han sido suficientes. Por último, tu pelo. Impecable. Has seguido los consejos de la gran Ángela Navarro. Lo has cuidado y el color,más avellana, te sienta de maravilla. Espejito, espejito, ¿quién es la más bella? Tú, María Teresa.