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Operación «triunfo político»

Seiscientos líderes han pasado en los últimos años por la principal cantera de formación de altos cargos en España

Operación «triunfo político» ABC

M. CALLEJA

¿Un líder político nace o se hace? Hay ejemplos recientes que servirían para las dos respuestas posibles, aunque la formación va ganando terreno en los últimos años en detrimento de la supuesta fuerza del carisma, sobre todo cuando la peor crisis económica de los últimos 80 años atenaza a los gobiernos y las sociedades de todo el mundo. El «talante» por sí mismo ya no parece suficiente para gobernar un país, y la depresión económica exige una preparación extra a los políticos. En España existe una escuela de líderes políticos, por donde han pasado parte del Gobierno actual del Partido Popular, alcaldes de todos los colores, medio centenar de diputados y multitud de altos cargos.

En el Programa de Liderazgo para la Gestión Pública (se imparte en IESE Business School, en colaboración con la Escuela de Gobierno de Harvard) han participado la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y cuatro secretarios de Estado: Jaime García Legaz, Tomás Burgos, Juan Manuel Moreno y Federico Ramos. Pero también se ha formado a unos cincuenta diputados del Congreso de la mayoría de los grupos, entre ellos Jordi Jané, vicepresidente cuarto de la Mesa, de CiU. El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha sido otro de los alumnos destacados, igual que Antonio Basagoiti e Iñaqui Oyarzábal, del PP vasco, y Joana Ortega, vicepresidenta de la Generalitat, así como cinco tenientes de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, la ex vicepresidenta de la Comunidad Valenciana y muchos alcaldes distribuidos por toda España.

A la lista hay que añadir a Enrique López, ex portavoz del Consejo General del Poder Judicial, a varios presidentes de tribunales, vocales del Consejo y fiscales, y también a abogados y economistas del Estado. Entre los altos cargos se puede encontrar a María González Pico, directora de gabinete de la vicepresidenta del Gobierno, y Soraya Sáenz de Santamaría, así como a directores generales de ministerios como Sanidad e Interior. En total se han formado unos 600 líderes políticos en ocho años.

¿Y cómo se forma un líder político y de gestión pública? Entre los objetivos del programa se encuentra aprender, a partir de casos reales, a tomar «decisiones prudenciales en las organizaciones públicas». La «prudencia», es decir, la sensatez, el buen juicio y la capacidad de distinguir lo que es bueno o malo, forma parte así de las cualidades primarias que debe tener un político o gestor público. De hecho, el programa se inaugura con una sesión de «análisis de decisiones prudenciales». A partir de ahí, el contenido se centra en el liderazgo, la dirección de personas en el ámbito público, la contabilidad y finanzas, el análisis estratégico en las administraciones públicas, la gestión de proyectos, las claves macroeconómicas del orden mundial, la negociación, el marketing público y la toma de decisiones. La formación se complementa con sesiones sobre campañas electorales, geopolítica de la energía, liderazgo para saber gestionar una crisis y eventos deportivos como elemento de desarrollo de las ciudades.

En once sesiones intensivas a lo largo de un curso, los alumnos conviven y comparten el trabajo en equipo, mezclados con personas de todos los partidos y ámbitos, para contrastar análisis sobre los casos que se plantean, el plan de acción y las conclusiones de sus compañeros, y así llegar al final a la mejor solución posible.

Más con menos, la clave

El director de los programas de Gestión Pública del IESE, Antonio Núñez, responsable de poner en marcha hace ocho años el dedicado al liderazgo, explica que la actual crisis económica «requiere de líderes con una alta capacidad de gestión y que sepan administrar eficazmente los recursos y las personas con el fin de hacer más con menos». Al final, ese es el objetivo de la formación de los gestores públicos.

Núñez explica que ahora mismo los retos a los que se enfrenta un alto cargo son muy distintos a los de hace treinta años. «La capacidad de gestión es mucho más importante, y por tanto la necesidad de tener una formación especializada», opina.

El director de los programas de Gestión Pública recuerda de Fátima Báñez, hoy ministra de Empleo, que participó en la primera promoción del programa, en el año 2004, que era «trabajadora, discreta y cercana». De Antonio Basagoiti, también alumno en aquel curso de hace ocho años, comenta que ya destacaba por su manera de plantear sus ideas y sus propuestas, de forma directa y sin tapujos, con un lenguaje coloquial muy pegado a la calle.

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