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García-Margallo: «Los eurobonos llegarán, no queda otra»

El nombre del vicepresidente de la Comisión de Economía del Parlamento Europeo suena con fuerza entre los ministrables de Rajoy

García-Margallo: «Los eurobonos llegarán, no queda otra» ángel de antonio

maría jesús pérez/susana alcelay

A escasos días de darse a conocer finalmente los elegidos que comprondrán el nuevo Gobierno, las quinielas sobre quiénes serán los miembros del equipo económico de Mariano Rajoy no han parado de circular desde hace meses, si bien los nombres se han concentrado tras las pasadas elecciones generales. Por el área económica han transitado nombres como los de Cristobal Montoro, Luis de Guindos, Fernando Bécquer… y hasta Rodrigo Rato. Pero también, un «posible» más: José Manuel García Margallo. Y es que cuentan que Rajoy ha mantenido estos últimos años un contacto casi semanal con el eurodiputado , también amigo personal, al que ha solicitado con bastante asiduidad informes sobre la situación económica en Europa y España. En la última cumbre popular europea, Rajoy llevó «papeles», muchos cocinados en el entorno de García-Margallo.

—¿Cómo valora la última cumbre europea, cargada de austeridad, pero sin medidas para facilitar la refinanciación de la deuda?

—La cumbre se celebró en un momento extraordinariamente dramático para la UE. Primero, porque hay una serie de países que están soportando unos costes de financiación absolutamente insoportables a medio y largo plazo, y segundo, porque la UE se aboca a una segunda recesión. La cumbre intenta abordar dos problemas. Uno, dar un mensaje a largo plazo: Europa tiene una moneda común que va a defender. Y, dos, que hay que atajar la inestabilidad de los mercados, reduciendo el coste de la refinanciación de la deuda. El primer mensaje era vital, porque la paradoja está en que el castigo que está sufriendo la deuda soberana, no es solo para determinados países, es un castigo para el conjunto de la UE. De hecho, cabe recordar que hasta Alemania ha tenido dificultades recientemente para colocar una emisión de obligaciones y ha tenido que escuchar que una agencia de calificación quiera degradarle la triple A. Además, estamos observando cómo el dinero del mundo está desertando de la zona euro para irse a otras regiones económicas cuya salud financiera es peor que la europea. Se trasladan de Europa a Estados Unidos, Reino Unido y Japón, que tienen peores cifras tanto en sus cuentas con el exterior como en sus cuentas públicas.

—¿Y por qué se va ese dinero?

—Claramente porque hay desconfianza en esta unión de países europeos. Y eso solo se corrige con un mensaje de confianza, anunciando, como se hizo, que Europa está dispuesta a seguir unida. En este aspecto se ha avanzado.

«Hay que empezar ya con la solidaridad de los mecanismos de rescate financiero»

—¿Con la decisión de aplicar controles y sanciones serias en materia de déficit y deuda pública volveremos a la cultura de la estabilidad?

—El tema de los llamados desequilibrios macroeconómicos, que están en la raíz de los problemas de muchos de nuestros países, se ha simplificado mucho al decir que los Gobiernos se han gastado por encima de lo que podían. Eso es verdad en muchos casos, pero en otros no. Por ejemplo, España e Irlanda tenía unas cuentas públicas perfectamente saneadas antes de la crisis, el déficit es consecuencia y no causa de la crisis. España sufre más que nadie la crisis porque tiene, por un lado, un endeudamiento privado excesivo, el ladrillo, y, por otro, la falta de competitividad. El caso de Irlanda es porque tiene un sector financiero sobredimensionado respecto al tamaño del país. De hecho, cuando quiebra el sector financiero se lleva por delante al país. El tener los desequilibrios macroeconómicos es una buena radiografía a tener en cuenta para que no haya divergencias en el futuro. Es un buen paso.

—¿Y la gobernanza económica?

—Es una buena decisión. De una vez por todas se va a establecer en la Unión un mecanismo en el que serán los jefes de Gobierno y de Estado los que se reúnan dos veces al año y una vez al mes mientras dure la crisis, para tomar las riendas de la situación y armonizar políticas que hasta ahora no lo estaban: laboral, fiscal, pensiones, regulación y supervisión financiera... no se podía seguir cada uno por su lado, como hasta ahora.

—¿Conseguiremos así la estabilidad de los mercados?

—España está pagando más por su deuda que Portugal, Irlanda y Grecia, países que han sido rescatados. Es obvio que no podemos seguir pagando en el entorno del 6-7% porque estamos creciendo por debajo del 1%. Pagamos 3,4 puntos más que hace un año, lo que quiere decir es que si el año que viene tenemos que refinanciar 150.000 millones de deuda pública si se pagase los tipos de interés de hace un año pagaríamos 6.000 millones menos. Eso se ha hecho mal. Además, haber decidido que se da más juego al fondo de rescate, con las dos fórmulas —asegurar parte de la deuda y un vehículo especial para que inviertan los inversores— no está claro que vaya a funcionar. Se ha decidido que se va a adelantar el fondo de rescate permanente a 2012, lo cual está bien, es más ágil, más sólido, tienen un procedimiento que no es unánime y una potencia de fuego que son 500.000 millones. También es buena noticia que los bancos privados vayan a tener barra libre, a un tipo de interés bajo, y con vencimientos a tres años. Porque no solo servirá para que haya crédito para familias y empresas, servirá para comprar deuda pública que va a acabar en el banco central europeo. Pero siguen faltando cosas por decidir.

—¿No estamos dando muchos rodeos para al final tener que poner en marcha otras medidas, como dar más cancha al Banco Central Europeo o los eurobonos?

—Sí, y para evitar hacer lo que habría que hacer. El BCE va a ser un prestamista de última instancia, va a utilizar toda su capacidad de pago que es mucha. En comparación, la Reserva Federal ha aumentado desde 2007 su potencia de fuego un 236%, nosotros el 103%. El Banco de Inglaterra ha comprado un 20% del PIB en deuda pública, el BCE, solo un 2%, eso quiere decir que Inglaterra que tiene peores cifras se está financiando mucho mejor. Por tanto, hay que poner los mecanismos de rescate para empezar a funcionar ya. Hay una enorme resistencia a ese tema pero espero que lo que ha hecho Alemania, que es ganar tiempo para ver si esto que se ha hecho se pone en marcha, de resultados. Si los países hacen de verdad el esfuerzo de disciplina y control que ellos quieren, y si Rajoy y Monti toman las riendas y embridan la situación en España e Italia, en marzo se puede poner en marcha la que se puede llamar pata de la solidaridad.

—¿Habrá finalmente eurobonos?

—Sí, no queda otra. Y si no los hay ya es porque los alemanes no han entendido bien este tema. Para ellos, los eurobonos son un mecanismo que premia la irresponsabilidad y el coste. Y eso no es verdad. Los eurobonos nutren el mecanismo de rescate. Cuando un país tenga que acudir a ellos, le someterán a un examen, sobre todo por su comportamiento en materia de gobernanza y según el examen le darán dinero más caro o más barato. O en último extremo, no se lo darán mientras no sea un país solvente. Creo que Alemania ha calculado mal el coste que le causaría. Lo han cifrado en 20.000 millones, cuando la reunificación les costó 200.000. El cálculo no es exacto. Lo que han hecho es coger la media de la rentabilidad de los bonos de los 17 países de la Unión y compararlo con Alemania. Algo absurdo porque tienen un interés casi negativo, al estar en una situación de volatilidad extrema, que les ha convertido en un valor refugio. Y eso no es el mundo real.

«Los alemanes no han entendido los eurobonos. Piensan que premian la irresponsabilidad»

—¿Entonces, qué hacer?

—Hay que empezar ya con la solidaridad de los mecanismos de rescate financieros, con los eurobonos, y con un BCE que disponga de capacidad de decisión. Se está dando unas vueltas enormes para evitar la prohibición del Tratado, que dice que la Unión no puede financiar gobiernos.

—Se echan de menos medidas para impulsar el crecimiento...

—Claramente. Y hay tres cosas que sí podemos hacer: poner en marcha el mercado interior, que tiene bastante potencial de crecimiento —aunque en España nos obligaría a liberalizar muchos sectores y a eliminar muchos obstáculos—; está el presupuesto que maneja el Banco Europeo de Inversiones —dos tercios del de la comisión, que es mucho dinero—, y los bonos para proyectos de interés específico, destinados sobre todo a crear empleo. Ha otro temas como el corredor Mediterráneo o las conexiones energéticas.

—Muchos cabos sueltos tras la cumbre ¿no?

—Muchísimos. Demasiadas dudas en muchos países. No se sabe cómo se va a financiar el fondo provisional, no sabemos tampoco qué va a pasar con el mecanismo de rescate. Pero ha habido algo muy bueno, algo que España tiene que aprovechar. Han eliminado la participación privada en los fondos de rescate. Eso fue mortal. Creó una volatilidad tremenda, y se llevó por delante Irlanda. Ahora se ha matizado y hará caso por caso y según los principios del FMI. Me hubiera gustado oír una decisión más tajante, como que la deuda pública es un activo sin riesgo, que se va a contabilizar por su valor nominal, lo que por cierto nos habría ahorrado el disgusto famoso de la banca española.

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