Críticas de los estrenos del 9 de diciembre

Los críticos de ABC te desvelan las claves de la cartelera

ABC

ABC.ES

07/12/2011
Actualizado 09/12/2011 a las 02:11h.

«La fuente de las mujeres»

POR JOSÉ MANUEL CUÉLLAR

Uno, que lo ha visto todo, o casi todo, tiene una virtud: la facultad de seguir escandalizándose ante situaciones así, la que pinta Mihaileanu («El concierto») en su nueva película. Se trata de una metáfora sobre la libertad en el mundo más oprimido e injusto que aún insiste en este planeta (merecedor de ser arrasado por las fuerzas del bien para erradicar el mal). Hablamos del de las mujeres, ya sea aquí, allí o en en tierra neutral. No importa. De una manera u otra, los hombres, gentuza allá donde desvíes la mirada, las esclavizan, oprimen y humillan con la menor impunidad. Mihaileanu cuenta cómo un grupo de ellas intentan, con una huelga de amor, que los hombres las ayuden a bajar agua de una montaña escarpada y hostil, riscos donde ellas dejan las fuerzas, la dignidad y los hijos, que caen como moscas antes incluso de nacer. En esa lucha contra las fuerzas del mal -los hombres vagos, desocupados, con la barriga hinchada de mirar a las moscas mientras ellas y los niños trabajan- se va la obra, un canto a la justicia en medio del escenario más injusto: el árabe, donde ellas malviven sin gozo, placer ni vida, solo sometidas al capricho de los desvergonzados hombres, que han diseñado un mundo para su placer, usando las tradiciones y la religión para su propio provecho, con todo el descaro del mundo. Dibujada en un plano más trágico que cómico, Mihaileanu busca soluciones, sin conseguirlo, que dejen indemnes a ambas partes y, por ello mismo, traza una obra de arte que deja maltrechos a ellos, panda de jetas, y heroínas a ellas, más listas, trabajadoras y honradas. Es un mundo irreal, de acuerdo, pero qué bello si fuera cierto.

«Arthur Christmas: Operación Regalo»

POR O. R. MARCHANTE

Los creadores de Wallace & Gromit, la laboriosa e ingeniosa Aardman Animations, hace años que solicitaron una orden de alejamiento de su pareja anterior, la no menos ingeniosa DreamsWorks, y ahora ponen en la pantalla (en colaboración con Sony Pictures) un producto navideño que rompe los moldes, «Arthur Christmas: Operación regalo». Tal vez el título y el tema no inviten al entusiasmo, pero una vez dentro de la película y codo con codo con la plastilina lo cierto es que todo lo que se muestra allí es espectacularmente bueno. La aventura, el modo feliz de narrarla, lo aprovechable de cada personaje y lo que transmite..., en fin, todo. El guión y la dirección es de Sarah Smith, que mueve vertiginosamente una historia navideña enfocada a su zona más tópica (Santa Claus) pero afortunadamente sacada de su quicio usual hasta dejar un fresco (en realidad, polar) retrato de los modos y maneras de entrega de regalos y de entrega personal, tanto del gordo barbudo como de su parentela. Cuajada de humor, de sentimiento, de guiños útiles, de ilógica navideña y global, la película es un masaje de ilusión para cualquier niño, pero más aún para el que le ha pagado la entrada.

«Open 24 H»

O. R. M.

Una película que conjuga con insolente modestia su contenido y su continente. En blanco y negro, de cámara escueta pero sugerente, con una puesta en escena espléndida en su sencillez y complejidad, que rebaña realismo puro entre imágenes con vocación de irrealidad, y que persigue obsesivamente a un tipo cuyo mayor interés está en el nombre del actor que lo interpreta, Amadís de Murga. La dirige Carles Torras y trae aromas de aquel universo de Jaime Rosales en «Las horas del día», con un retrato obstinado de la vida deprimente, monótona y sórdida de un hombre vulgar y la gestión (o digestión) que hace ese hombre de la fatalidad que lo persigue. Evidentemente, Torras inunda al espectador de la rutina y aburrimiento de su personaje, se la hace paladear en perjuicio de una de las leyes del cine: entretener. No le interesa el efecto (terrible), sino el minucioso relato de las causas.

«Attack the block»

POR J. CORTIJO

Aunque su público potencial quizá aún no gaste aftershave, quien realmente disfrutará de esta desmadrada y trapisóndica chuleta de serie B será la vieja guardia de las máquinas recreativas en aquellos heroicos años en los que los videojuegos no buscaban ganar un Pulitzer sino proporcionar diversión valorada en cinco duros. No hay más cera que la que arde por los cuatro costados en la última sensación salida del laboratorio infernal de Sitges: unos aliens peludos buscan venganza contra una pandilla de raterillos londinenses (que al final acaban cayéndonos bien) armados con katanas, petardos y pistolas de juguetes. Bajo esa manta zamorana tejida de tantos retales que requerirían otra crítica suplementaria, «Attack the block» es un «mata-mata» asilvestrado y aderezado con certeras gotas de crítica social (aunque eso sea cosa de carrozas) que ofrece lo que cumple, y algo más. Que, visto lo visto, es todo un detalle.