La fábrica de misses
Pese al deterioro económico y social que sufre Venezuela bajo el régimen de Chávez, el país se resiste a bajarse del tren de la industria de la belleza
La fábrica de las mujeres más bellas —la de las «misses»— que ha colocado a Venezuela entre las tres primeras potencias mundiales junto a los Estados Unidos y Puerto Rico, se resiste a perder la supremacía en popularidad por el deterioro que ha sufrido la nación bolivariana en los últimos años. Para muestra, la joven Ivian Sarcos (en la imagen), proclamada el domingo «Miss Mundo» en Londres .
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Y es que la causa de su pérdida de importancia, tras 59 años de organizar certámenes de belleza exitosos, se debe principalmente a la revolución chavista, según explica Roberto De Vries. Para este médico psiquiatra, comunicador y experto en imagen y poder, «el socialismo siglo XXI privilegia lo comunal y el colectivismo, y no los concursos de mujeres porque va en pro de la competencia y el individualismo ».
A la baja
De Vries insiste en que la organización del «Miss Venezuela» ha sido determinante para crear toda una cultura de la belleza, la estética y la autoestima colectiva.
Pero a partir de 2007 el poder de convocatoria de esos certámenes empieza a declinar. De Vries ha estudiado cómo estos concursos de belleza han perdido tirón popular porque los venezolanos están más preocupados en sortear la crisis económica y la inseguridad. «Además el discurso revolucionario ha buscado promocionar a las masas y castigar a las personas que se embellecen porque pueden parecer burgueses».
En octubre pasado se celebró la competición de «Miss Venezuela» donde ganó la joven de 20 años Irene Esser, que ahora competirá para «Miss Universo». La transmisión del espectáculo por Venevisión solo llegó al 60por ciento de audiencia frente al 90 de otros años. Antes el país entero se paralizaba para ver el desfile de las más guapas.
Las venezolanas han ganado seis coronas de «Miss Universo», cinco de «Miss Mundo» y seis de «Miss Internacional». Las niñas de cinco y diez años sueñan con la corona y para entrenarse acuden a las agencias de modelaje donde les enseñan todo lo necesario para ser elegantes y finas.
«Vienen mujeres de todas las edades. Desde los cinco hasta los 40 años. La mayoría de las jóvenes quiere participar en el “Miss Venezuela” o ser modelo», explican en la firma Giselle Models, especializada en promover este tipo de bellezas. Aunque el que selecciona a las potenciales candidatas es el conocido como «gurú de la belleza», Osmel Sousa, presidente de la Organización Miss Venezuela, que a su vez pertenece al Grupo Cisneros, al igual que la cadena Venevisión.
En la «Quinta Miss Venezuela», sede del concurso, guardan con celo la formación que reciben las muchachas. No dejan que la Prensa entre en sus salones. «Es el gran secreto de Sousa», dicen sus asistentes a ABC. Unas 950 jóvenes de 18 a 25 años se inscriben al casting y tras varios filtros quedan al final entre 24 y 32 candidatas, que van a recibir un riguroso entrenamiento de cuatro meses.
A las venezolanas les critican que se hagan retoques con el cirujano plástico. La revolución parece que las prefiere feas o sin arreglos. Incluso Chávez, que no apoya los certámenes de belleza, ha criticado las operaciones de senos, «no es posible que las mujeres pobres pidan ayuda financiera pública para operarse las lolas», dijo en uno de sus «Aló Presidente».
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