El «misterio» del catering de 18.000 €
El Palacio de Congresos fue blindado para evitar al 15-M y los candidatos no dejaron al azar ni su confort en la silla

Ta es la falta de tensión de esta campaña, que el único divertimento para los periodistas anoche en el Palacio Municipal de Congresos era bucear en Twitter buscando lo que los partidos no dejaban ver en directo y especular sobre si las bandejas de medias noches, tortilla y empanada costaban los 18.000 euros de catering que decía la Academia de TV. Algún conato de impaciencia, también vía twitter —«de momento, ni rastro», denunciaba al filo de las 19.45 uno de los 650 acreditados—, enseguida quedó sofocado: ha catering, pero a compartir con los de la segunda planta, los cientos de VIP que habían acudido invitados a ver el acontecimiento por televisión, como el resto de los españoles en sus casas.
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Porque, si una cosa quedo clara ayer es que el debate estaba blindado. Por dentro y por fuera. En las inmediaciones, la Policía cortó varias calles para impedir el acceso de los pocos miembros del 15-M que osaron acercarse al madrileño recinto del IFEMA. Rajoy llegó puntual, a las 21.03 que le había fijado la Academia, y Rubalcaba lo mismo, a las 21.13, con el intervalo de diez minutos establecido para que diera tiempo al primero a posar unos instantes en el «photo-call». Dentro, en cuanto inmortalizaron a los dos candidatos dándose la mano delante de los fotógrafos y cámaras de TV, estos fueron invitados a salir del improvisado estudio instalado en el enorme anfiteatro del Palacio Municipal de Congresos y allí dentro solo quedaron ellos dos, el periodista Manuel Campo Vidal y un servicio de seguridad.
Pons probó la silla de Rajoy
Se acababan en ese momento semanas de negociación entre PSOE, PP y Academia. Nada quedó al azar. Definitivamente, ni Rajoy ni Rubalcaba son aquel Cassius Clay sobrado que una noche, allá por los 70, rechazó abrocharse el cinturón en un avión porque «Superman no necesita cinturón para volar». Ellos sí. Mejor dicho, ellos necesitaban sentirse cómodos en la silla y, por eso, en cuanto llegaron, ya superado el momento «photo-call», lo primero que hicieron fue ir a sentarse. No fuera a ser que un descuido ergonómico arruinara uno de los momentos más importantes de sus vidas políticas. En el caso de Rajoy, inmortalizó el momento el portavoz del PP, Esteban González Pons... para colgar la foto en twitter.
Y eso que la silla ya había sido probada por el propio Pons, que se pasó por el plató al filo de las seis para supervisar. Lo mismo hizo —eso sí, sin sentarse— el socialista Óscar López. Luego, Pons volvió a Génova y allí explicó la situación. El PP colgó en Twitter fotos de su líder compartiendo un pequeño catering con los suyos y preparando el debate. Y el PSOE también retransmitió vía Twitter los pormenores del viaje hasta IFEMA. Los dos líderes se fueron al camerino con los seis miembros de su equipo —en el coche hasta IFEMA a Rajoy sólo le acompañó su directora de Comunicación, Carmen Martínez Castro— y el líder del PP se entretuvo bebiendo «una coca-cola light», según el PP en Twitter. Al contrario que Rubalcaba, que se trajo a la maquilladora consigo, Rajoy vino maquillado pero se dijo dispuesto a aceptar la maquilladora que le pusiera la Academia.
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