MUERE GADAFI
Cuando Gadafi era nuestro amigo
Todos los gobernantes se fotografiaron, en más de una ocasión, junto al estrafalario personaje. España no fue ajena a ese fenómeno de pragmatismo
El Rayo del Líder, aquel precioso pura sangre de raza árabe que Muammar el Gadafi regaló a José María Aznar para agradecerle la visita que le hizo a Trípoli en septiembre de 2003, terminó en las caballerizas de la Guardia Civil de Valdemoro, sin mucha tarea que hacer. Si es que aún vive, no resulta, al parecer, de gran utilidad para la Benemérita. Como la mayoría de los regalos que el dictador libio hizo a los gobernantes españoles con los que se relacionó.
Porque Gadafi comenzó sus coqueteos con la democracia española en diciembre de 1984, con un sorpresivo viaje a Mallorca , organizado bajo los auspicios del que fuera canciller austriaco, Bruno Kreisky, para que pudiera tener un encuentro con Felipe González. Fue la primera aparición de Gadafi y su extravagante séquito en suelo español. Ocupó 54 habitaciones del Hotel Son Vida y se reunió con González en la finca de un banquero en Santa Ponsa, precisamente en unos momentos en que se le acusaba de haber financiado con un cheque de 150 millones de pesetas a ETA. Gadafi lo desmintió, pero no dejó pasar la ocasión para calificar Ceuta y Melilla como «ciudades árabes» .
González no llegó a viajar nunca a Libia.Habría que esperar bastantes años para que lo hiciera un presidente del Gobierno español. Gadafi, que, tras años de vínculos con movimientos terroristas, decidió tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, colaborar con Occidente, recibió la visita de un José María Aznar, a quien sabía muy cercano a George W. Bush.
Rayo del Líder
Aznar elogió el camino emprendido por Gadafi y fue a la residencia de Bab el-Aziziya, bombardeada por Estados Unidos en 1986, pero no quisó firmar en el libro que se ofrecía a todos los visitantes. Aún así, el dictador le acogió en su jaima y le dejó con la boca abierta al regalarle el caballo. Mientras Aznar exclamaba «Dios mío», al ver a Rayo del Líder, éste, impresionado por los personajes y tal vez por la aglomeración de cámaras y periodistas, reacciónó dejando un recuerdo poco decoroso sobre la hierba.
Aquel viaje abrió la puerta para la primera visita oficial a España de Gadafi, en diciembre de 2007, que comenzó por Sevilla , donde el dictador desplegó su numerosa comitiva, formada por tres centenares de personas y una larga caravana de vehículos de lujo. Como el dictador había mantenido una buena relación con Aznar, invitó a éste y a su esposa a una cena privada, que comenzó con el sacrifio de un cordero y terminó con la actuación de un cuadro flamenco.
El día siguiente, continuó la fiesta flamenca en Málaga y, aunque se habló de una cacería, no llegó a hacerla, pese a su afición. Una afición compartida por su hijos, ya que a uno de ellos, Saif al Islam, se le abrió este mismo año 2011, en un par de ocasiones el aeropuerto de Ciudad Real, para que aterrizara con su avión privado y participara en una cacería en una finca castellano-manchega
En su estancia en Madrid, Gadafi se alojó en el palacio de El Pardo. Y en sus jardines instaló su famosa jaima, la tienda de campaña de los nómadas, en la que no solía dormir, pero sí recibir a sus invitados. La jaima no regresó a Libia, ya que Gadafi, al concluir su visita, la dejó como regalo para Su Majestad el Rey.
Antes de abandonar Madrid, recibió de manos del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón las Llaves de Oro de la ciudad y se entrevistó con el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero . Los resultados de aquella visita a España comenzaron a verse pronto: aumentaron los intercambios comerciales; se fortaleció la presencia de Repsol YPF en el país, donde meses antes había descubierto un importante pozo petrolífero; y se dispararon la exportaciones de material de defensa a Libia, que en 2010 llegarían a superar los 11 millones de euros.
Ante la mejoría del clima en la relaciones comerciales, Su Majestad el Rey realizó, en enero de 2009, una visita oficial a Libia, con un objetivo fundamental que era dejar expedita la vía de la cooperación económica entre los dos países, con la firma de un memorando de entendimiento que saldara la deuda contraída por el régimen libio hace 22 años con un grupo de constructoras españolas. Gadafi tambien recibió al Monarca en su residencia de Bab el Aziziya, que mantenía tal y como quedó tras el bombardeo estadounidense.
Visitas de ida y vuelta
Meses después, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, acudió presuroso a Trípoli el 1 de septiembre de 2009, a festejar los 40 años de la revolución que llevó al poder a Muammar el Gadafi , en unos fastos, en los que se encontró con personalidades como el italiano Silvio Berlusconi , el venezolano Hugo Chávez , y donde tuvo que sentarse junto a tipos tan impresentables como el presidente de Sudán, Omar al Bashir, acusado de crímenes contra la humanidad, o el jefe de los piratas somalíes que secuestran españoles. Poco después, Gadafi, que se habia aficionado a España, intentó realizar una escala en nuestro país, a su regreso de una estancia en Venezuela, pero no pudo hacerlo porque no estaban disponibles para recibirle ni el Rey ni Zapatero.
Pero Zapatero sí iría, meses después a visitar a Gadafi. En junio de 2010, el dictador libio le recibió en una de sus jaimas, en medio del desierto, mientras cerca pastaban rebaños de camellos, que se mezclaban con las instalaciones de aire acondicionado y las antenas parabólicas. Aún volvería a ver una vez más Zapatero a Gadafi en Libia, cuando acudió a Trípoli para participar en la Cumbre Unión Europea-Africa. Fue la última vez que se encontraron.
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