libros de vino y rosas
«Apio. Notas caninas»
Gino Rubert. Errata Naturae. 140 páginas. 15,90 euros
La historia de «Apio. Notas caninas» nació de pura casualidad. «Como un herpes o un orzuelo», describe Gino Rubert, su autor. Hace unos años, Rubert (Barcelona, 1969) se quedó sin casa y sin estudio y decidió que era el momento idóneo para acercarse a la tecnología y aprender a utilizar un ordenador. «Empecé a escribir 'Apio' pensando que hacía ejercicios de mecanografía; ejercicios tan simples como 'Mi mamá me mima' se fueron complicando en 'Mi perro se come las chanclas' o 'La abuela viene a cenar'».
Pues bien, esos ejercicios de mecanografía han sido los responsables de que Rubert sea el Nuevo Talento Fnac de Literatura 2011 por este libro, que cuenta la vida un peculiar pintor, José Alfredo Dorantes, su perro Apio y el conjunto de personajes que los rodean: una histérica exmujer que intenta siempre hacer la vida imposible a José Alfredo; una asistenta que utiliza al perro para excitarse sexualmente , un prepotente hermano abogado o una profesora de Kamasutra que, a pesar de lo rimbombante de su profesión, quizá sea la más cuerda de todas.
El humor recorre todo el libro, dividido en breves relatos diarios de los acontecimientos que le suceden a José Alfredo. Un humor mordaz, incisivo, con toques de negrura que hacen muy agradable su lectura. Al propio Rubert le cuesta definir el género de su libro. «Hace unos días me preguntaba qué era ‘Apio’. ¿Es una comedia, un thriller, un drama…? Al final, me quedo con la cita de Rousseau del principio de la novela: 'Las cartas de amor se empiezan sin saber lo que se va a decir y se terminan sin saber lo que se ha dicho'. ' Apio' es una carta de amor. Yo creo que el protagonista está un poco desencantado del amor, pero a la vez necesita el amor.»
El libro tiene un humor mordaz, incisivo, con toques de negrura
Rubert (autor de las pinturas de las portadas de la saga «Millenium» en España) se identifica con este José Alfredo falto de amor, con su carácter «entre triste y taciturno y también con ese sentido de vida en el que, más que hacer las cosas, parecería que las cosas se tropiezan con él. Él es más el espectador que el protagonista de su propia vida». Como el lector podrá comprobar, el pobre José Alfredo no sabe cómo se las apaña para vivir las situaciones más extravagantes del mundo .
«De alguna forma yo lo veo como una suerte de insecto que intenta pasar por la vida desapercibido. Él vira un poco su trayectoria para de alguna forma esquivar sus obstáculos de la forma menos desastrosa posible». No podemos terminar de hablar de «Apio» sin hablar del perro que da nombre al libro. Rubert lo denomina «el protagonista en el silencio», pues «le condicionan los actos de la vida de José Alfredo. Además, tiene un carácter un poco mágico, porque tiene comportamientos o pensamientos que exceden los límites de lo habitual en un perro». No es para menos: Apio, que perdió los ojos en una pelea con un gato, es capaz de acariciar sexualmente a la asistenta en su entrepierna, ede dormir sobre la mesa de ping-pong del jardín y siente una extraña atracción hacia las neveras.

«Apio. Notas caninas» es un libro corto que se lee de forma agradable gracias al humor incisivo y mordaz de Rubert que, según él mismo dice, tiene el mismo tono negro que sus pinturas . Los que quieran evadirse soltando una carcajada tienen una oportunidad de oro con el asfixiante día a día de este pintor misántropo y su maltrecho perro.
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