El pintor de los mineros
La mina, la cárcel y el campo son los ejes de la obra de Brosio, expuesta en el Centro Cultural Provincial de Palencia
El Centro Cultural Provincial acoge hasta el próximo 12 de octubre la exposición temporal «Brosio, el pintor de los mineros». Una veintena de propietarios de León, Palencia y Asturias han cedido sus obras para poner en valor la extraordinaria trayectoria vital y artística de este pintor olvidado.
La muestra recoge algunos óleos, pero se compone fundamentalmente de acuarelas, realizadas con una sabia mezcla de tonos fríos y cálidos que confiere a las obras un dramatismo raro de conseguir, trabajadas de una manera casi aerográfica, donde los personajes se funden con su entorno sin solución de continuidad.
Además el visitante podrá deleitarse con los más de cien bocetos conservados por Brosio, que constituyen por si mismos obras de arte por lo que explican respecto a las obras definitivas a las que han dado lugar
La exposición está dividida en tres partes, que son los tres campos temáticos de la obra de Brosio. Por un lado la mina. Ambrosio Ortega conoció en primera persona el mundo de la mina. Su experiencia como minero en la localidad de Barruelo de Santullán, donde nació en 1925, le dejo una huella imborrable que se trasmite de una forma brutal en las figuras oscuras y fantasmagóricas que pueblan sus cuadros.
En segundo lugar se encuentran las pinturas sobre la vida en la cárcel. Casi veinticuatro años en diferentes prisiones españolas dejaron en Ambrosio Ortega, además del triste record de ser el español que más tiempo ha pasado en prisión por motivos políticos, un nuevo oficio, el de pintor.
Y por último el campo. El campo castellano y la dureza del trabajo de sol a sol de los campesinos impregna también buena parte del realismo social que caracteriza a la pintura de Brosio.
Vida y obra de Brosio
Ortega entró a trabajar a los 16 años en el pozo Calero de Barruelo, uno de los más duros y peligrosos de la cuenca minera palentina. Después, por motivos políticos, pasó casi veinticuatro años en diferentes prisiones, convirtiéndose en el español que más tiempo ha pasado en la cárcel por motivos políticos. Entre rejas desarrolló un nuevo oficio. Aprendió la pintura de forma autodidacta y en esa época creó unas acuarelas que recrean el duro mundo de las celdas. Pero su maestría con los pinceles no quedó ahí, ya que su experiencia como minero en Barruelo le dejó una huella imborrable, que se transmite de forma brutal en las figuras oscuras y fantasmagóricas que pueblan sus cuadros.
Nacional e internacional
Recién estrenada su libertad expuso con éxito en Asturias y salta a galerías y espacios de Madrid, País Vasco y Quito (Ecuador). Críticos, estudiosos de la acuarela en general reconocen en su obra una maestría fuera de lo normal en el maneja de las aguadas y de la luz, así como en el deslumbrante expresionismo de rostros, figuras, y escenarios.
Su obra se alberga hoy en algunos museos y especialmente en colecciones particulares.
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