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Evo Morales se disculpa por el maltrato policial a los indígenas en una marcha

El mandatario boliviano, que este miércoles se enfrenta a una huelga general en todo el país, dio marcha atrás al proyecto de carretera en una zona habitada por indios amazónicos

Evo Morales se disculpa por el maltrato policial a los indígenas en una marcha EFE

CARMEN DE CARLOS

Acorralado por las protestas, Evo Morales pidió disculpas por el maltrato policial a sus «hermanos indígenas» y dio marcha atrás: «Queda suspendido el proyecto de carretera en el Parque Isiboro Sécure» (Tipnis), anunció. El presidente, de la etnia aimara, no pudo soportar la avalancha de condenas, manifestaciones y críticas a su Gobierno, por la brutal represión desatada contra una marcha, de unos mil quinientos campesinos, que se oponía a la construcción de la mencionada autovía. Para este miércoles está convocada una huelga general en todo el país.

El anuncio de Morales se produjo a última hora del lunes (madrugada del martes en España). Resignado, el primer presidente indígena de la historia de Bolivia, puntualizó que la reanudación de la ruta dependerá ahora de los departamentos de Cochabamba y Beni, las provincias por donde se extiende el millón de hectáreas que conforma la reserva del Tipnis y donde viven cerca de cincuenta mil indios amazónicos.

Morales consideró «imperdonable» la intervención de las fuerzas antimotines del domingo contra el campamento indígena y anunció la creación de una comisión de alto nivel con presencia internacional. «Lamentamos los hechos, repudiamos los excesos realizados. No comparto, no compartimos una violencia, un exceso, un abuso hacia los hermanos indígenas que estaban en la marcha» , insistió tras deslindar responsabilidades y asegurar que él nunca dio la orden de dispersar con la violencia registrada.

Durante su intervención Morales, que lleva cinco años en la Presidencia, puso en duda la muerte de dos ancianos y un bebé, difundida por la prensa, la Iglesia y portavoces de la marcha, porque «sus cuerpos no han aparecido hasta ahora».

Las declaraciones del presidente de Bolivia se produjeron cuando el país, con la sangre fresca derramada tras el asalto al campamento del domingo, amenazaba con ponerse en pie de guerra. Las organizaciones sociales que le auparon al poder y sostienen, expresaron su malestar y algunas llegaron hasta a solicitar su dimisión. La poderosa Central Obrera Boliviana (COB) convocó la huelga general de este miércoles, según dijo, obligada por los acontecimientos pero con mucha tristeza. «No puede gobernarse de esta forma» , lamentaron.

Buena parte del país estuvo paralizado el martes. Se suspendieron clases en colegios y universidades. «En Beni las calles quedaron desiertas», asegura desde allí David Coca.

El paisaje, previsiblemente, será idéntico en todo el país el miércoles. El diario «La Razón» de Bolivia publicaba este martes que en ocho regiones se realizaron manifestaciones, cortes de carreteras o vigilias. Asimismo, hubo incidentes en aeropuertos como el de Riberalta (Beni), asaltos a dependencias municipales como en Pando y hasta huelgas de hambre como la protagonizada por la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG).

Reacción de la Iglesia

La Iglesia también intervino el martes en un conflicto que, de la noche a la mañana, ha pasado de ser local a nacional . Oscar Aparicio, secretario general de la Confederación Episcopal Boliviana, exigió al Gobierno que renuncie «a la violencia». «Condenamos las acciones de intervención y represión al campamento de los hermanos marchistas», declaró.

En las manifestaciones algunas consignas hicieron diana en el talón de Aquiles de Evo Morales: Su condición de indígena. El presidente aimara —que no domina ninguna de las 36 lenguas autóctonas— no soporta que se cuestione su identidad y sus vínculos con la «pachamama», madre tierra. Tampoco que, como sucedió en las últimas horas, se le compare con el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada , forzado a dimitir en 2003 tras una violenta represión popular que dejó un reguero de muertos. «¡Evo ésta es tu masacre» o «¡El Tipni somos todos!», fueron algunos de los coros que se oyeron en las principales ciudades del país como Potosí, La Paz, Cochabamana, Trinidad y Sucre.

«Hasta ayer se proclamaban indigenistas, ahora son los masacradores de sus hermanos. El grito del pueblo es movilizarse y el objetivo es que se vaya... ¡Evo genocida!», manifestó la dirigente sindical Wilma Plata. Abdón Patiño, en nombre de la Central de Pueblos del Norte Paceño, puso el dedo en la llaga de la Constitución al advertir que «este Gobierno la violó y también los derechos de los pueblos indígenas».

Su propia Constitución

El abogado Ricardo Saucedo coincide con él: «El Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure —como se llama en rigor el Tipnis— goza de un estatus jurídico superior, es el mayor blindaje que el Estado boliviano puede otorgar» a un enclave gestionado por los pueblos originarios. Además de «área protegida», continúa, «es un parque nacional», algo así como «un chaleco antibalas», y su condición de «TCO, Tierra Comunitaria de Origen» implica que es «inembargable, intransferible, imprescriptible». En otras palabras, Sauceda considera que es «casi un Estado dentro de Bolivia» con prioridad de gestión de los pueblos que lo habitan y mientras no se modifique la Constitución que promulgó el propio Evo Morales, ni siquiera el Gobierno puede intervenir.

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