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El comandante rebelde Belhadj admite que contactó con los cabecillas del 11-M

Afirma que «El Tunecino» le llamó semanas antes de los atentados, aunque asegura que no respondió porque el número le pareció «extraño»

El comandante rebelde Belhadj admite que contactó con los cabecillas del 11-M

MIKEL AYESTARAN

Abdul Hakim Belhadj mantuvo contactos con Serhane ben Abdelmajid Fakhet, «El Tunecino», y su socio jordano, Mohd Othman, semanas antes de los atentados del 11-M. El comandante militar rebelde y ex emir del Grupo de Combatientes Libios Islámicos (LIFG) recibió dos llamadas del cabecilla de la masacre de Madri d cuando se encontraba en China, aunque alega: «No respondí al teléfono porque el número me pareció extraño». Pocos días después, sin embargo, el propio Belhadj llamó desde su teléfono a Mohd Othman, socio jordano de «El Tunecino», para tratar «asuntos personales» relativos a sus negocios, «nada que ver con temas políticos o religiosos, y mucho menos con los ataques de Madrid».

El enlace entre el líder del LIFG y los implicados en el caso del 11-M fue Ziyad al Hashim, otra figura de la organización islámica libia que llegó incluso a reprender a Belhadj por no atender las llamadas de «El Tunecino» , según la oficina del líder rebelde que después de tres días estudiando el informe de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) española —tal y como publicó ABC el 1 de agosto de 2005— contactó con este periódico para intentar aclarar la vinculación de Belhadj con el 11-M. Estas revelaciones concuerdan con los datos recabados por la seguridad española y que forman parte de la documentación entregada en junio de 2005 al juez Juan del Olmo.

Tras estos contactos telefónicos el líder rebelde voló por asuntos privados a Malasia, donde fue detenido por la CIA, que le interrogó en una base secreta de Tailandia y posteriormente le entregó al régimen libio. Tras pasar seis años en prisión, en 2010 fue amnistiado junto a cientos de presos islamistas gracias a un plan de rehabilitación de islamistas impulsado por Saif al-Islam. La primera reacción de Belhadj al conocer el informe de la Policía española fue la de negarse a hablar del pasado. «Ya quedó todo claro en un interrogatorio al que me sometieron agentes españoles en Trípoli» , declaró a este medio.

Enlace con Bin Laden

Belhadj viajó a Afganistán en dos ocasiones. «Era el responsable de Beit Al Atesam (la casa del desafío), el lugar donde vivíamos los libios que acudíamos a la yihad», recuerda Tareq Muftah Durman, uno de los cientos de ex yihadistas que respondieron a la llamada de la guerra santa y veinte años después ocupan puestos de mando en la actual revolución. Tras conocerse el informe policial español que vinculaba al emir del LIFG con los ataques de Madrid, ABC se ha reunido a lo largo de la semana con cinco antiguos miembros del LIFG muy cercanos a Belhadj que compartieron celda en Abu Salim hasta la amnistía general de hace un año.

«Es un revolucionario de verdad porque lleva desde los ochenta en la oposición, lo que estamos disfrutando ahora es gracias a gente como él. Juro por Dios que no tuvo nada que ver con los ataques de Madrid , su único objetivo ha sido derrocar a Gadafi, nada más», señala Naji Saad Alesawi, miembro histórico del LIFG y lugarteniente de Belhadj que ahora forma a las nuevas fuerzas de seguridad libias.

Los yihadistas libios, como el resto de musulmanes, llegaban a Peshawar donde cada país tenía una casa. «Éramos unos doscientos y todos recibimos instrucción militar antes de ir al frente. Somos gente educada y preparada, por eso hemos sido importantes en esta revolución», apunta Mohamed Kreir. Al Qaida tenía su propio campo de entrenamiento. «Belhadj era la persona que tenía hilo directo con Osama Bin Laden, y fue capaz de decir no a su llamada. Nuestra meta era prepararnos para regresar a Libia y luchar, nunca compartimos la estrategia de Osama y sus actos monstruosos», dice Tareq.

Son días de trabajo para Belhadj. La llegada del primer ministro rebelde, Mahmoud Jibril, a la capital y la caza de Gadafi mantienen al comandante rebelde ocupado las 24 horas. Su pasado despierta muchas dudas entre los nuevos socios occidentales de Libia, todo lo contrario que entre sus seguidores, que confían en la capacidad de mando y rectitud de quien ha pasado en meses de terrorista a héroe revolucionario.

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