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Esperanza Aguirre: «No sé qué hace Zapatero prolongando esta agonía hasta el 20-N»

«Aquí el problema no son las autonomías, es España», subraya Aguirre, quien recalca que estamos en un momento «durísimo»

Esperanza Aguirre: «No sé qué hace Zapatero prolongando esta agonía hasta el 20-N» A. CASTILLO

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

La cita con Esperanza Aguirre es en Pravia, muy cerca de la casa en la que reside durante sus vacaciones de verano, en el centro de la localidad. Durante la entrevista, el teléfono no deja de sonar. Amigos, compañeros de partido e incluso rivales políticos le llaman a su móvil particular para preguntar por su estado, después de saber que un día antes había sufrido un accidente cuando se dirigía a Gijón, a los toros. «Sólo ha sido un susto», asegura con una sonrisa.

—Algunos señalan al déficit de las autonomías como el problema que arrastra la economía de España. ¿Es así?

—¡Pero si las autonomías no recaudamos impuestos! Tenemos el dinero que nos da el Estado para prestar los servicios que el Estado nos manda prestar, por las leyes básicas generales de las que no nos podemos salir.

—¿Deben acometer nuevos ajustes las autonomías para reducir el déficit público?

—Yo hablo por Madrid, por las demás no puedo hablar. Y puedo asegurar que la austeridad la llevamos practicando desde 2008. Teníamos 15 consejerías y ahora tenemos ocho. Hemos disminuido 1.700 millones de euros. Es verdad que hemos tenido que suprimir dos mil liberados sindicales, que han supuesto un ahorro para el contribuyente de 70 millones de euros y que se pueden destinar al pago de la sanidad.

—Los mercados dicen lo contrario. Cada semana se encienden las alarmas y existe incertidumbre sobre la situación de España.

—El problema de que tengamos que acudir a los mercados es que el señor Rodríguez Zapatero no puede hacer frente al gasto corriente. Está gastando más de lo que ingresa. Alemania no tiene que ir a los mercados. Zapatero cogió un país con las mejores cuentas de su historia. Pero empezó a gastar y no hizo ninguna reforma, algo que sí han hecho los demás.

—¿No cree, por tanto, que haya servido la reforma laboral?

—Zapatero no ha hecho nada. La reforma laboral es una filfa. ¿Qué pasa en España? ¿Es el problema el despido? Si con el despido como está, hay cinco millones de personas en el paro. La crisis tiene un nombre: cinco millones de parados.

—¿Y qué va a hacer el PP para solucionar el problema?

—Lo que tenía que haber hecho Zapatero era liberalizar la contratación y no dejar que te contraten nada más que por el contrato que dicen los sindicatos. Hay mucha gente que, por ejemplo, necesita un empleado cuatro horas tres días a la semana. Pues no. A esa persona le tienes que pagar toda la Seguridad Social o no entra en el contrato.

—Las comunidades del PP son las más endeudadas. Al menos, eso dicen los socialistas, que citan los ejemplos de Madrid o la Comunidad Valenciana.

—Eso no es verdad. En porcentaje del PIB somos la que menos. Pero aquí, insisto, el problema no son las autonomías, es España. Estamos en un momento delicadísimo en el que todos tenemos que arrimar el hombro, hacer sacrificios y trabajar más. De lo contrario, nos vamos al garete. Estamos en un momento durísimo.

—¿Piensa que el adelanto electoral llega tarde?

—Claro que llega tarde. Zapatero tenía dos soluciones. Hacer las reformas, que yo pensé que las iba hacer y me ha decepcionado completamente, o convocar elecciones anticipadas. ¿Qué hace prolongando esta agonía hasta el 20 de noviembre?

—¿Teme relajación en su partido?

—El exceso de confianza es el mayor enemigo de un partido. No hay cosa que más odien los ciudadanos que la prepotencia y el exceso de confianza. Lo que más aprecian es la humildad y que se acerquen a ellos.

—¿Qué le parece el candidato socialista a las elecciones?

—Tengo máximo respeto, pero Rubalcaba es lo mismo que Zapatero. Y ya sabemos lo que piensan los españoles de Zapatero. Rubalcaba ha participado en todos los disparates que ha hecho, empezando por acabar con el consenso de la Transición con la Ley de Memoria Histórica. Metió el dedo en el ojo a los católicos con el matrimonio homosexual, la ley del aborto... Y, ahora, Bildu gobernando en Guipúzcoa y San Sebastián. Zapatero nos deja una España arruinada, dividida y con ETA en las instituciones.

—¿Qué opinión le merece un movimiento como el 15-M?

—Creo que este movimiento tiene algunas ideas con las que muchos podemos estar de acuerdo. Por ejemplo, la necesidad de reformar el sistema electoral para que los ciudadanos tengan algo más que decir y no sean las cúpulas de los partidos las únicas que decidan. Pero cuando el 15-M se fue de la puerta del Sol, la plaza la han tomado los antisistema, los «perroflautas», okupas...

—¿Les pone algún otro «pero»?

—Me gustaría recordarles que vivimos en una democracia. Y si se quieren cambiar las reglas del juego, hay que presentarse a las elecciones.

—Una buena parte de esa gente no parece estar muy contenta con la visita del Papa y quiere manifestarse para expresar su rechazo.

—Vivimos en un país libre. Lo que no considero aceptable es que se apruebe una manifestación contra el Papa, estando el Papa aquí. Alguien preguntaba el otro día que les parecería a algunos organizar una manifestación contra los homosexuales el Día del Orgullo Gay. Hay que ser respetuosos con todo el mundo. El Papa es el líder de una parte de los cristianos, que son los católicos. Creyentes y no creyentes deben respetarle.

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