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«Que veraneen ellos»

La crisis hace mella en los hábitos de los españoles, que viajan pero se alojan menos en hoteles. Recurrir a amigos o desplazamientos de un solo día están entre las alternativas

LUIS M. ONTOSO

Pocos son los que, si pueden permitírselo, están dispuestos a renunciar a unos días de vacaciones, pero la crisis está alterando los hábitos de ocio de los españoles. Los datos del INE publicados el pasado viernes pusieron de manifiesto que el desconcierto que envuelve a la zona euro apenas ha dejado magulladuras en el sector turístico: la ocupación hotelera mejoró en junio un 10,9%, principalmente gracias al aumento de turistas alemanes y británicos. E, incluso, en algunas zonas como las Islas Baleares, el crecimiento ha sido cercano al 20%.

La estadística también puso de relieve una tendencia que se observa desde el verano pasado, cuando la cifra de pernoctaciones por parte de los turistas nacionales se estancó, frente al leve ascenso que experimentó la de los clientes internacionales. Frente al impulso del turismo extranjero, cuya ocupación hotelera se disparó durante el primer semestre un 18,1%, el anquilosamiento de la economía española ha quedado reflejado en la evolución de las pernoctaciones, que, al contrario que en los países del centro y norte de Europa, han caído un 2,4%. En concreto, el 66% de los clientes que el mes pasado durmieron una noche en algún hotel u hostal español fueron extranjeros, según Bankia.

Una brecha profunda

El mensaje es claro. A medida que el sector se recupera, más profunda es la brecha entre el gasto de los ciudadanos que se decantan por el turismo interior y el del los extranjeros; es decir, España cuenta cada vez con menos turistas españoles, a juzgar por los ingresos de las empresas del ramo. «El número de viajes en el mercado nacional crece, pero las pernoctaciones bajan. Esto quiere decir que el turista español viaja, pero muchos suelen buscar alternativas, recurrir a los amigos, buscar desplazamientos de un solo día, para no alojarse en un hotel», dijo Joan Mesquida, secretario general de Turismo, a ABC.

El mes pasado, se registraron 10,53 millones pernoctaciones de españoles, casi la mitad que las del resto de países (20,12 millones). En el caso de los hoteles de cinco estrellas la diferencia es abismal: el 72,3% de los clientes proceden de fuera de España, una relación que se invierte en el caso de los establecimientos de menor categoría. Los españoles superan solo a los extranjeros en el segmento de hostales, especialmente en los más baratos (de una estrella), donde suponen el 58,6% de la ocupación.

Adictos al «low cost»

La situación preocupa a la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), que ha llegado a criticar la devoción del público nacional por el producto de bajo coste. «El cliente se ha acostumbrado a esperar al último momento para aprovechar la oferta y este año habrá zonas turísticas que en momentos determinados cuelguen el cartel de completo por la demanda europea y que cuando el español acuda a reservar sus vacaciones se encuentre con que no hay plazas», señaló el presidente de la patronal, Joan Molas. Mesquida coincide con la organización hotelera. «El mercado está desquiciado —explica—. Las compañías de “low cost” han generado una cultura de que el billete de avión es muy barato y si buscas con tiempo siempre puedes encontrar buenas ofertas».

Sin embargo, a parte de la búsqueda de «chollos» y ofertas de última hora, parece que la caída del turismo español tiene un componente ajeno a la voluntad de los clientes. La crisis, en particular, se ha ensañado con aquellos que disponen de menor poder adquisitivo, algo que se puede observar en la tasa de participación turística —el porcentaje de ciudadanos que pasan una noche fuera de su casa—, que refleja con precisión los huecos geográficos de la demanda.

«Las comunidades con mayor PIB per cápita son las que encabezan el ranking», indica María José Morán, coordinadora de Papeles de Economía de Funcas y profesora de la UNED. Según el estudio «El turismo en España», las tasas más elevadas de población que ha realizado viajes de ocio dentro de España en 2009 corresponden a País Vasco (41%), la Comunidad de Madrid (40%), Navarra (39,3%) y Cataluña (34,6%), mientras que los más bajos se encuentran, aparte de en el archipiélago balear y canario —cuyo menor porcentaje se puede atribuir a las dificultades de desplazamiento por insularidad—. en Galicia (17,9%), Murcia (24,4%) y Castilla-La Mancha (25,9%).

Lenta evolución

«Se está notando una cierta lentitud en la evolución del mercado nacional, que contrasta con la euforia del mercado internacional. Es verdad que el turismo está muy interiorizado, que la gente no deja de viajar aunque haya crisis, pero también es verdad que en España hay un paro del 20% y cinco millones de desempleados... y eso, inevitablemente, tiene un efecto», reconoce Mesquida.

Los lugares elegidos por los turistas españoles se están resintiendo de ese decaído impulso. En este sentido, Comunidad Valenciana y Andalucía registraron una subida de pernoctaciones del 2,9% y el 0,9%, respectivamente, mientras que Cataluña descendió un 1,1%. Enfrente, los destinos predilectos de los extranjeros, en los que el incremento de las pernoctaciones ha llegado a superar el 23%.

En general, se calcula que el ejercicio se cerrará con un incremento de entre el 4% y el 5%. Por tanto, la tendencia no resulta preocupante, a juicio del secretario general de Turismo, ya que lo que se pierde por el descenso de la demanda española «se compensará con la aportación del turismo internacional».

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