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A toda velocidad en el Jarama

Un curso de conducción en el circuito del Jarama permite aprender las técnicas de conducción profesional

JAVIER ROYO

MADRID

La sensación de vértigo que provoca estar a los mandos de un Porsche 911 Turbo —que alcanza los 310 kilómetros hora por un circuito cerrado— no es comparable a nada que un conductor pueda experimentar en la carretera. Un coche de 480 caballos de potencia, con una aceleración de 0 a 100 kilómetros hora en solo 3,9 segundos, provoca que el conductor se adhiera al asiento al pisar el acelerador al máximo. Sus frenos de cerámica, de tecnología punta, proporcionan máxima seguridad.

Pilotar un coche deportivo de alta gama en un circuito es una oportunidad que brinda Drivex a cualquier mortal que esté dispuesto, por un precio asequible, a atreverse. El curso de conducción lleva tres años de experiencia, lo organizan por numerosos circuitos de España y llega al Jarama nueve fines de semana al año. Además del Porsche 911, el alumno puede elegir pilotar también un Ferrari F430 Scuderia Spider, un Porsche Boxster GT4 o un Ferrari F430 Challenge de competición.

El objetivo del curso como indica uno de sus directores Miguel Ángel de Castro —siete veces campeón de España de GT y campeón de Europa Le Mans Serie 2006—, se centra no en la oportunidad de conducir un Gran Turismo sino en los conocimientos que imparten. Si el alumno los asimila ayudan a llevar una conducción más eficiente del vehículo y proporcionan mayor seguridad al circular a velocidades altas. Para ello acercan las técnicas que se utilizan en competición al conductor de la calle. Drivex, la empresa que lo organiza, debe amoldarse al calendario deportivo. Tiene que alquilar los circuitos en los días que no hay competición.

Regalo de cumpleaños

La gente que participa en el curso tiene, lógicamente, mucha afinidad por el motor. Fernando, uno de los alumnos, de profesión abogado, supo mediante un amigo alemán de la existencia de este tipo de eventos en el país germano. Por Internet conoció la oferta y en su cumpleaños su mujer decidió regalárselo. «Es una experiencia que realmente vale la pena y que merece volver a disfrutarse», admite después de bajarse del vehículo. Son personas jóvenes y de mediana edad las que asisten al evento. Incluso hay repetidores. Iñigo participa por segunda vez ya que el año pasado estuvo en uno que se dio en el circuito de Montmel, en Cataluña.

La conducción de un Gran Turismo es sólo el broche final. Comienza la jornada con una clase donde Miguel Ángel de Castro comparte sus conocimientos en competición para que el alumno saque el mayor partido a la experiencia y los incorpore a su conducción vial cotidiana. «A la hora de explicar como hay que frenar es cuando intentamos cambiar la tónica de la mayoría de conductores de carretera. Se frena primero fuerte y luego de manera progresiva, no al contrario como hacen casi todos».

Luego saltas al circuito en un turismo normal acompañado siempre por un instructor, con amplia experiencia en competición, que corrige tus defectos. A continuación realizan dos competiciones cronometradas. Una de slalom donde tienes que ir sorteando conos y el asfalto esta divido entre seco y mojado, y otra que debes intentar completar un circuito delimitado por conos en el menor tiempo posible. Ser el mejor tiene recompensa.

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