La línea roja de Bankia

Rajoy no quiso entrar al trapo de Zapatero cuando éste le pidió de manera reiterada ayuda para Bankia durante el Debate sobre el estado de la Nación. La solicitud del presidente del Gobierno tenía un cierto soniquete a modo de reproche por las resistencias que los socialistas están encontrando en el Parlamento para poner en claro sus placebos contra la recesión.

Bankia se ha convertido en una cuestión de Estado y Rato se ha obsesionado con la OPV como si fuera una ballena blanca a la que hay que dar caza antes de que el mercado devore su flamante proyecto bancario. Pero la verdad es que a la fuerza ahorcan porque el furor regulatorio de los últimos meses obliga a las cajas a venderse en fecha fija facilitando el disparo certero de los inversores que esperan agazapados para cobrarse en barato la pieza.

Rato trabaja a toda prisa y por eso el diseño de una operación con descuentos que, según se miren, alcanzan hasta el 70% del valor contable. La horquilla de precios es un señuelo fijado al límite para evitar la pérdida del control mayoritario por parte de la matriz, el Banco Financiero y de Ahorros, lo que llevaría aparejada la automática conversión de las cajas de ahorros fusionadas en meras fundaciones. Además Rato tiene una segunda línea roja para abortar la operación si, a la postre, se demuestra que lo que no puede ser es imposible. A buen seguro que Rajoy le agradecería el detalle porque al presidente del PP la salida a Bolsa de Bankia le parece un riesgo excesivo que no le aporta ni le gusta nada.