David contra Goliat en la Feria del Libro

Mario Vargas Llosa, Albert Espinosa, Isabel Allende y... la lluvia están siendo los principales protagonistas de la edición de este año de la Feria del Libro de Madrid. Pero fuera del guión establecido por las grandes marcas y sus lustrosos nombres, las pequeñas editoriales son los (otros) protagonistas de la cita literaria del año. Frente a los despliegues mediáticos, apuestan por el trato personal y logran moverse como peces en el agua de la Feria. Y eso, con la que está cayendo estos días en la industria literaria de nuestro país, es todo un mérito.

La receta de su éxito es convertir la Feria no en un escaparate de cifras y colas sino en el paraíso del lector. Así lo confirman cinco de estos «pequeños» editores, con los que ABC ha hablado de lo divino, pero sobre todo de lo humano del negocio literario: Enrique Redel (Impedimenta), Julián Rodríguez (Periférica), Irene Antón (Errata Naturae), Luis Solano (Libros del Asteroide) y Jan Martí (Blackie Books).

«Nuestros libros llevan la etiqueta de “recomendados”», cuenta Enrique Redel, editor de Impedimenta. Esta pequeña editorial, responsable de haber rescatado del cajón alguno de los clásicos más olvidados y mejor recibidos de los últimos tiempos (véanse nombres como Allan Sillitoe, Stanislaw Lem o Penélope Fitzgerald) lleva cuatro años acudiendo a la Feria en la caseta de Contexto, donde aprovecha para sacar sus «catálogos anuales». Redel reconoce que el presente «es un año un poco extraño porque el bajón de ventas se está debiendo, más que a la crisis, a la sensación de que no hay dinero».

Pese a esa sensación, Impedimenta ha logrado vender más de 40.000 ejemplares de «La hija de Robert Poste», de Stelle Gibbons, lo que demuestra que «la mancha de las grandes editoriales en las librerías está descendiendo gracias a una competencia muy sana» según cuenta el editor.

«Se matan» por sus autores y el lector lo percibe. «Son proyectos tan personales que sabes realmente el criterio del editor», apunta Redel. Un apunte al que se suma el responsable de Periférica, Julián Rodríguez, que desde Cáceres ha logrado sacar adelante una empresa que esta semana cumple cinco saludables años. «Tenemos confianza porque llegamos a la Feria habiendo aumentado el catálogo en casi 20 títulos y demostrando a los lectores que no somos re-editores, sino editores», explica. Gracias a esa «edición» el lector llega a la caseta, catálogo en mano, reclamando títulos como «Vida de Pablo» o «Sobre la felicidad a ultranza», autores como Carlos Pardo y Ugo Cornia.

Los libreros, según Irene Antón, editora de Errata Naturae, se han vuelto «mucho más conservadores» ante la crisis. Surgido como un pequeño y experimental sello, Errata Naturae ha logrado hacerse un hueco en la abarrotada mesa de novedades con televisivos títulos como «Teleshakespeare» o clásicos como el «Romance en París» de Franz Hessel. Antón reconoce que en la Feria intentan «tomarle el pulso al lector y conocerle de primera mano. Estamos viendo cómo cada vez hay más prudencia a la hora de comprar y las devoluciones son muy rápidas, por eso tenemos dudas de cómo funcionarán las ventas este año». Errata comparte estrategia y caseta con Blackie Books, sello para el que «las cosas están yendo sorprendentemente bien», como reconoce su editor, Jan Martí. Para la «irreverente» editorial, responsable de libros tan especiales como «Ultraviolencia», de Miguel Noguera, o «Lamentaciones de un prepucio», «es un privilegio poder tener ese “feedback” tan inmediato con el lector».

De la guinda literaria del pastel se encarga Libros del Asteroide, cuyo ánimo es «bueno», en palabras de su editor Luis Solano, gracias a títulos como «Un matrimonio feliz» o «A sangre y fuego».